Les tiran el café encima y las amedrentan con los carros, según ellos, porque despachan la bebida a los Uber. Ellas manifiestan que solo se rebuscan.
Las mujeres temen por su integridad y por su trabajo porque los amarillos han creado mala fama de los puntos donde distribuyen las bebidas y sus ventas han disminuido.
La Policía sabe de la situación y ahora les piden a las trabajadoras denunciar ante las autoridades competentes para que así pueden capturar a los responsables.