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La ciudad saudí de Yeda volverá a ser la sede de la Supercopa de España de fútbol el próximo mes de enero, como ocurrió el pasado año y en 2020, en la primera vez que el torneo se trasladó al país del Golfo Pérsico, con la disputa de las semifinales, Barcelona-Athletic Club y Real Madrid-Atlético de Madrid.
Como en las dos ediciones precedentes, tanto las dos semifinales como la final se jugarán en el estadio Al Jawhara (La Joya Radiante, en español), con un aforo de 60.000 espectadores, informa la Real Federación Española de Fútbol en su web.
El orden de las dos semifinales se establecerá por sorteo y tendrán lugar los días 7 y 8 de enero a las 20.00 hora española, mientras que el partido que dirimirá el primer gran trofeo del año será el domingo, día 11, a la misma hora.
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El Barcelona es el actual campeón, después de que derrotara en la pasada final al Real Madrid por 5-2.
Este torneo se ha convertido en una vitrina internacional para el fútbol español, atrayendo audiencias globales y patrocinadores. Los equipos llegan en pleno ritmo competitivo, lo que garantiza partidos de alta intensidad. Los equipos ya empiezan a planificar su calendario para llegar en óptimas condiciones, mientras los aficionados sueñan con ver a sus estrellas levantar el primer título oficial de 2026.
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Históricamente, el FC Barcelona es el club más laureado de la Supercopa con 15 títulos, seguido de cerca por el Real Madrid, que ha sumado 13 trofeos en su historia. Atlético de Madrid y Athletic Club completan el grupo de equipos con más presencias y conquistas, lo que convierte el torneo en un clásico del fútbol español.
La Supercopa comenzó a disputarse en Arabia Saudita en 2020, cuando la Federación Española adoptó el nuevo formato de cuatro equipos para aumentar el atractivo internacional y los ingresos económicos. Desde entonces, el torneo ha ganado notoriedad y se ha consolidado como uno de los eventos más esperados del inicio de año, al reunir a varios de los mejores clubes españoles en un escenario neutral, sin embargo, ha traído consigo críticas por trasladar un torneo español a un territorio ajeno, que no tiene relación con el país ibérico, por intereses monetarios más que deportivos.