Gol Caracol
Comentaristas Deportivos
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Gol Caracol
El campeonato que fue iniciativa de Javier Fernández para combatir la violencia y terminó en el estadio Pascual Guerrero.
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Javier Fernández relató con el alma la anotación del atacante del seleccionado colombiano frente a Polonia y ahora se despiertan más expectativas de cara al juego del jueves frente a los senegaleses.
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Javier Fernández cantó con el alma el gol de Felipe Pardo con la Selección Colombia contra China y los locales quedaron impresionados con su capacidad vocal.
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Tras superar 2-1 a Costa Rica, el combinado dirigido por Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez avanzó por primera vez a un Mundial y despertó muchas pasiones entre sus aficionados.
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Conozca cómo se prepara Javier Fernández Franco antes de narrar los partidos en el Gol Caracol y más ahora que arrancan las Eliminatorias a Rusia 2018.
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No usar términos rebuscados, conocer muy bien los temas futbolísticos e innovar, son algunos de los “tips” que brinda Javier Fernández.
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Hace ya varios años, cuando no existían las transmisiones de fútbol por televisión como las conocemos ahora, la única forma de vivir un partido si no se estaba en el estadio era por medio de la radio y sus narradores polifacéticos, ya que además de brindar terrenos de juego imaginarios a sus oyentes, también eran capaces de convertir el sofá de cada hogar en la mejor tribuna para inclinarse al escuchar que tu equipo se acercaba al área rival. Aquellas transmisiones estaban marcadas por la emotividad del relator y la claridad que aportaba el comentarista a su trabajo, dándole un respiro en su acelerado relato y con apuntes certeros dilucidaba el partido que cada oyente había creado en su cabeza. Los relatores de fútbol y comentaristas de esa época erigieron su labor como un oficio más que una profesión, ya que muy pocos realmente asistieron a la universidad para perfeccionar su arte, sino que pasaban de locutores o reporteros radiales a ser los hacedores de memorables transmisiones de manera empírica. En la actualidad es muy difícil volver a sentir la magia con la que se vivían las transmisiones de antaño, ahora los narradores tienen que compensar el poco espacio que queda a la imaginación de los oyentes con frases y expresiones exageradas que pretenden darle una identidad a cada relator, pero que en realidad lo que hacen es que cada vez se pierda más el talento de anticipar una jugada y se caiga con mayor frecuencia en los vicios que atentan contra el buen uso del lenguaje y la construcción realista de la fantasía futbolera. Siempre he creído que una de las labores más complejas pero a la vez más gratificante es la de comentarista, ya que hay que tener una comprensión desarrollada del juego y sus causalidades. El mejor comentarista no es aquel que todo lo ve malo y le queda fácil desde un cabina con aire acondicionado y corbata criticar a los jugadores, el mejor es aquel que logra combinar la capacidad de masticar el juego y sus complejidades tácticas y técnicas para dejarlas servidas en la mesa del oyente y con datos oportunos logra darle un contexto, aportando en cada juego algo más que sus básicas opiniones. Como oyente y espectador de fútbol, además de periodista, creo que es necesario si queremos que el nivel de nuestra liga aumente y podamos tener estadios con iluminación adecuada y terrenos de juego acordes al espectáculo, que de la misma forma las transmisiones de los partidos también se destaquen por su calidad y responsabilidad con los televidentes. A usted: ¿Qué le aportan los comentaristas y relatores del fútbol colombiano en cada transmisión? Daniel Santamaría Jaramillo. @Danielsaja03
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"¡Haaaaaaaaaaga el cambio!". Cada vez que esa frase rompía la monotonía de las transmisiones radiales que todos los días escuchaba mi abuelo en su transistor negro, yo levantaba mi cabezota, entonces con pelo, sabiendo que lo que seguía era un: "Yaaaaaa lo hiceeeeeeee", tras el cual podía seguir con lo que estuviera haciendo. Aún, cuando escucho las transmisiones de ciclismo y los veteranos mantienen este grito de guerra, pienso en eso: en mi abuelo, en su radio, en la cantidad absurda de programas que escuchábamos juntos mientras leíamos, él hacía el crucigrama o yo jugaba en su estudio. Hay algo mágico en la radio. Pertenezco a la última generación que escuchó radionovelas mientras hacía tareas ("La ley contra el hampa, otro tiro certero de Todelar", es otra frase que tengo marcada con hierro caliente en la mente, así como me genera todo tipo de problemas afectivos la voz melosa de la "Doctora corazón", que siempre respondía las cartas que le enviaban o se inventaba con un "querida amiga"), y a la primera que vio partidos de fútbol en televisión sin necesidad de poner un radio al lado, sagrada costumbre que aún conservan los mayores y que, gracias al estancamiento de muchas de nuestras transmisiones en TV y a la falta de renovación acertada en locutores y comentaristas, muchos están recuperando. Tal vez por eso siempre vuelvo a ella. Es más, nunca la he dejado. Sin embargo, si algo me ha maravillado siempre de la radio es la posibilidad de construir universos; particularmente en la radio deportiva. Siempre que no pude ir al estadio encontraba en una transmisión que me construyera el partido: yo me imaginaba lo que me contaban, agradecía la minucia, detestaba los comentarios de alguien así como aplaudía los de otro, me sentía en el juego aunque no lo estuviera viendo, me levantaba lanzando un puño al aire de emoción con el grito de gol y me ponía las dos manos en la cabeza mientras alguien a quien sentía cercano me contaba por qué mi equipo iba perdiendo. En el ciclismo, claro, la magía es de un nivel superior. Para dejarlo claro, este país ultramegaregionalista que estaba metido en La Violencia (sí, con mayúsculas... así de jodida fue) en los 50, reconoció al otro, ubicó pueblos, montañas y carreteras en un mapa imaginario gracias a las narraciones radiales que contaban una carrera que incluso ni siquiera estaba pasando, pues muchas veces el periodista de turno tenía que apelar a su creatividad para darle vida a una etapa aburrida. La Vuelta a Colombia (y luego el Clásico RCN) fueron las mayores clases de geografía y reconocimiento de la nación de este país por más de 30 años, y todo gracias a la radio. Tan importante ha sido esa construcción de mundos de la radio deportiva, que lamentablemente varios narradores y comentaristas aprovecharon su micrófono para exacerbar odios regionales, como ese caso de Bucaramanga en el que un irresponsable del que prefiero no hablar invitó a los hinchas a ajusticiar al juez de turno, o los famosos episodios en Barranquilla y Medellín en los que desde una cabina se invitó a "hacer sentir" visitante como tal desatando reacciones violentas: una exageración absoluta por donde se mire, pero la muestra clara del peso que tiene ese transistor en el inconsciente colectivo. Porque la radio es una compañera fiel, a veces la única para muchos. Por eso ahora que estoy metido en ese mundo gracias a las transmisiones de Blu Radio, siento una responsabilidad especial y, de paso, crece mi admiración por los que llevan haciendo radio deportiva toda su vida. "Esto es un juego de voces", me dice Javier Hernández Bonnet cada vez que quiere corregir algo en el programa o en la transmisión, y no se equivoca. Por eso hoy, en el Día Mundial de la Radio, quiero expresarle mi admiración a esas voces que me acompañaron desde la infancia. A muchos de ellos he tenido el placer de conocerlos, como Mejía, Cañón, Peláez, Vélez, Marden, Urrego, Rubencho Arcila o el gran Benjamín Cuello, y con varios pude tener la satisfacción de trabajar, y acá quiero destacar a Jorge Eliécer Campuzano, el gran narrador de mi adolescencia y el mejor de todos los que he podido escuchar, a quien afortunadamente pude tener en las transmisiones web del Mundial Sub20 cuando apenas nacía Golcaracol.com. La TV no pudo acabar con la radio deportiva y la Web le dio un nuevo aire y una nueva vida. Porque la radio sigue ahí, siempre dispuesta a acompañarte, siempre presente, y espero desde esta nueva etapa en Blu tener el honor de poder responderle a su historia. En Twitter: @PinoCalad... y ya que hablamos de eso, en radio estoy en Blu PD: Ofrezco disculpas por tener tan descuidado el blog... me comprometo públicamente a al menos una entrada semanal a partir de ahora.