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Reinaldo Rueda, actual director técnico de la Selección de Honduras y quien dirigió a la Selección Colombia Sub-20 que logró el histórico tercer lugar en el Mundial de Emiratos Árabes Unidos 2003, habló en 'Blog Deportivo', programa de 'Blu Radio', sobre el presente del fútbol juvenil colombiano y la actualidad del equipo que busca llegar a la final de la Copa del Mundo de Chile 2025, donde enfrenta a Argentina en semifinales.
El entrenador destacó la evolución del proceso de formación en el país, recordando los primeros pasos que se dieron hace más de dos décadas. “Ha sido mucha la inversión que se ha realizado en el fútbol colombiano desde 1999, cuando se implementó la norma del Sub-20, y en donde era muy difícil aceptar en esa época a estos jóvenes. Ya en 2001 empezamos a ver los resultados, aunque no respecto a Brasil, Argentina y Uruguay, que nos llevan mucha ventaja en la maduración de los futbolistas. Después, gracias a ese roce, se dio la proyección de esos jóvenes a nivel internacional, como José Julián De La Cuesta y Víctor Montaño, quienes se fueron a Europa, y de ahí siguieron varios de ellos”, recordó.
Rueda también resaltó el trabajo que se viene haciendo con la actual generación de futbolistas. “El año pasado los estuve acompañando en los partidos de preparación que se llevaron a cabo en Cartagena, justo antes del Sudamericano, y fue fantástico todo lo que se proyectaba desde ese momento. Esperemos que hoy sea ese gran paso, y sería un gran premio para todo el país”, expresó.
El estratega aprovechó para reflexionar sobre la importancia de la continuidad en los procesos juveniles. “Yo hice ese estudio hace 30 años con una selección de Brasil y más de 14 jugadores hacían el ciclo olímpico: habían pasado por Sub-17, Sub-20, Sub-21, Juegos Olímpicos y llegaban a mayores. De la selección del profe Germán ‘Basílico’ González, que pasaban al siguiente proceso Sub-20, solo lo hacían cuatro jugadores”, explicó.
Finalmente, Rueda subrayó la relevancia del acompañamiento psicológico tras un torneo mundialista. “La idea es que estos muchachos tengan un acompañamiento para que no los afecte el síndrome post-mundialista y se les trabaje la parte mental para que se puedan consolidar”, concluyó.
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