Mark sufrió desde muy pequeño por sus cejas pobladas, lo que le valió la burla de sus compañeros y el rechazo de las niñas.
Hoy, con ayuda de maquillaje, el joven grabó en un supermercado la reacción de la gente cuando él se acercaba a preguntar por un producto.
Todos, sin excepción, comentaron algo sobre su aspecto físico, se burlaron de él o intentaron evitarlo.
Mark comprobó así que sigue existiendo discriminación social por detalles tan pequeños como unas cejas. Hasta el muñeco Beto, de Plaza Sésamo, lamentó el resultado del experimento.
Updated: abril 10, 2015 09:10 a. m.