Las crías de tortuga, que tras su nacimiento se dirigen instintivamente hacia al mar atraídas por la luz de la luna, están cada vez más desorientadas por las luces artificiales, indica un estudio publicado el miércoles por la revista Royal Society Open Science.
El equipo de científicos, dirigido por Michele Thums, de la universidad Australia-Occidental, colocó emisores de ultrasonidos en miniatura en 40 crías de tortuga verdes (Chelonia mydas).
Luego las siguieron gracias a una red de 36 receptores submarinos, situados alrededor de la playa donde nacieron las crías. Los científicos llegaron así a la conclusión que la luz artificial perturba su trayectoria.
Cuando la luz es natural, sus trayectorias son relativamente similares, siempre en dirección norte-noroeste. Pero cuando hay luces artificiales, las trayectorias cambian totalmente, un 80% la primera noche y hasta el 100% la segunda noche.
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"Se trata de la primera prueba experimental de que las jóvenes tortugas salvajes se ven atraídas por las luces artificiales después de haber entrado en el océano", explica el estudio.
Este comportamiento incita a las tortugas a quedarse más tiempo en la costa y en consecuencia se exponen a un mayor número de depredadores.
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El estudio también destaca que la contaminación lumínica es cada vez más importante, no sólo en las costas sino también en el mar, con la presencia de instalaciones como plataformas petroleras.