“Era escapar o perder la vida”, así lo resume Mónica Berriz al narrar su fuga del infierno. Ya son 41 víctimas mortales.
La familia de Mónica disfrutaba de unas vacaciones en casa de un amigo en Santa Rosa, California, cuando empezó a oler a humo. Estaban rodeados de fuego.
Huyeron en una caravana de carros, pero en medio de la conflagración y el humo era difícil ver, tanto así que Mónica no se dio cuenta de que el carro de sus papás se atascó y tuvieron que huir a pie, hasta terminar refugiados en una piscina cercana.
“Fue un milagro que mi padre sobreviviera. Cómo desearía que mi madre hubiera tenido la fuerza para resistir solo un poco más”, dice.
Y es que para ella es imborrable la imagen de su madre muriendo en brazos de su padre.
Armando, papá de Mónica, sufrió quemaduras de segundo grado y sostuvo a su esposa por al menos cinco horas, hasta que sus pulmones colapsaron.
Carmen Berriz es una de las 41 vidas que se apagaron en medio del fuego en California. Autoridades intentan localizar a cerca de un centenar de desaparecidos.
Updated: octubre 17, 2017 08:57 p. m.