Mucho se habla del coronavirus, pero qué se siente realmente padecer esta enfermedad. Esta es la historia de Raúl: él sobrevivió, pero su mamá no.
Raúl Rivera tiene 44 años, nació en Palmira y hace un año está radicado en España, el cuarto país con más contagiados.
Todo empezó el 11 de marzo en el viaje que realizó de Madrid a Cádiz.
“Acá en Cádiz me dan los primeros síntomas me da dolor de cabeza, fiebre, el cuerpo mío queda débil”, cuenta.
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Su cuerpo entró en una especie de trance, con escalofríos en un nivel que nunca había experimentado; soportó intensos temblores. Al sexto día fue al hospital por sus propios medios.
“El médico que me atendía dice que prácticamente llegué con 0 % de probabilidad de respiración pulmonar. Me colocan la mascarilla con oxígeno y no puedo volverme a levantar”, relata.
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Fueron catorce días de lucha clínica por salvarlo… lamentablemente su madre de 76 años -que también fue víctima del COVID-19 no resistió la enfermedad.
“La situación de mi mamá fue la de muchos en su momento: el hospital estaba saturado y obviamente por falta de equipos, de respiradores, no le pudieron dar la atención en su momento”, dice.
Raúl Rivera lo dice claro: “Este virus realmente mata, de verdad mata, no es un juego, esto no es un juego, lo que pasa es que todavía no les ha tocado vivirlo, pero cuando ya lo tengan en su sangre o en su familia se van a dar cuenta de que esto es peligrosísimo”.
El virus que se lo quiso llevar fue derrotado esta vez y los médicos españoles celebraron que Raúl se haya salvado.
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