Su esposa está hospitalizada, mientras que él sigue en la embarcación en EE. UU. Aunque nunca le hicieron la prueba, está seguro de que estuvo enfermo.
Javier Ortiz González se enteró de la pandemia del COVID-19 en altamar.
Viajaba desde el 5 de marzo con su esposa en un crucero por Suramérica y ambos comenzaron a tener dificultades respiratorias.
“Llegué a estar totalmente grave, me levanté asfixiándome, no podía respirar, las fiebres eran… en mi vida no había sentido una cosa así”, afirmó.
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A los pocos días de aislamiento, su esposa fue llevada a una clínica en donde dio positivo para COVID-19 y él se quedó solo en el barco, pues no le permitieron bajarse para acompañarla.
“Yo sabía que podía morir aquí como murieron ya 4 o 5 personas”, sostuvo.
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La desesperación de estar aislado lo llevó incluso a pensar en tirarse por la borda, pero la buena alimentación y el ejercicio, aseguró, le dieron fuerzas para combatir no solo al virus, sino también a la depresión.
Javier solo quiere que esta pesadilla termine pronto para poder reencontrarse con su esposa.