Este año, más de 13 mil 682 compradores, provenientes de 33 países, lograron evidenciar la mezcla entre innovación y sostenibilidad.
La región antioqueña sigue reconociéndose a nivel latinoamericano por el fortalecimiento y proyección de la cadena textil, confección, ahora la sostenibilidad es la base de todo este contexto productivo.
“¿Qué queremos con esto? poder integrar a las cadenas de valor globales y nacionales, prácticas sostenibles donde podamos reciclar textiles, utilizar basura para convertirla en textiles y prendas”, explicó Lorenzo Velásquez, representante de Inexmoda.
Para ser sostenibles en la producción de moda, es indispensable que los textiles, insumos y procesos sean amigables con el medio ambiente.
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“Ya de alguna manera los países no pueden exportar la basura, y al no poder exportar la basura y los desechos, hay que volverlos a reintegrar a la cadena de valor”, señaló Velásquez.
Los procesos de la cadena textil y confección requieren el recurso hídrico para tratamientos como el teñido, la lavandería y la estampación. Una vez terminado el proceso, el agua es tratada para lograr niveles de pureza de más del 80 por ciento para ser reutilizada.
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“Tenemos una planta de tratamiento de agua en la que recirculamos el agua que resulta de nuestro proceso de teñido”, indicó Claudia Vásquez, representante empresarial.
Según la convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, la industria de la moda consume más energía que el transporte aéreo y la producción de ropa provoca, aproximadamente, el 10 por ciento de las emisiones globales de gases efecto invernadero.
“Controlando el proceso desde las emisiones de contaminantes y más en el Valle de Aburrá que tenemos condiciones climáticas especiales y el manejo de residuos sólidos con respecto al consumo adecuado de materias primas”, manifestó Diana Castaño, ingeniera ambiental.
Algunos procesos de la industria textil requieren del uso de químicos y colorantes para lograr los resultados esperados, sin embargo, las nuevas tecnologías, presentan soluciones biodegradables que no atentan contra el medio ambiente.
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“Nos unimos con todas las casas químicas y hacemos que estos productos sean amigables con el medio ambiente. Queremos también que cuando la gente use estos químicos no tenga problemas en las vías respiratorias, en la piel”, apuntó María Clara Vallejo, representante empresarial.
Otras prácticas sostenibles que destacar son el reciclaje de materiales como el PERT y la ropa usada para crear nuevas fibras.
“Una línea de denim que podemos hacer con algodón que estamos recuperando de nuestro propio proceso textil. Lo recuperamos, lo volvemos a hilar, a tejer, y tenemos un buen portafolio en este momento de denim con algodón recuperado”, explicó Vásquez.
“Para nosotros la sostenibilidad es el objetivo principal; poder darles a las futuras generaciones la posibilidad de reducir el consumo del plástico”, señaló el empresario Jaime Plata.
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La moda sostenible o también llamada ‘slow fashion’, parte del concepto dimensional de sostenibilidad: social, económica y ambiental, creando diseños y tendencias basadas en el cuidado del ambiente y la responsabilidad social.
“No solamente es una decisión de ayudar al medio ambiente que es importante, sino también de ser sostenibles financieramente en el mercado”, agregó Lorenzo Velásquez.
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Más que una tendencia, la sostenibilidad en la moda es una realidad que llegó para quedarse, de ahí que los consumidores de hoy sean más críticos y estén mejor informados sobre el impacto que tienen sus hábitos de consumo frente a la moda.