Desde que el párroco Raúl Mejía Valencia abandonó Armenia Mantequilla, en el occidente del departamento, sus habitantes están en incertidumbre.
Su salida del municipio se dio al ser trasladado por la Diócesis de Caldas, que buscaba preservar su seguridad.
“Por esto, el obispo ha tomado la decisión de apartarlo de la comunidad, para cuidar su integridad física”, dijo el canciller de la Diócesis de Caldas, el presbítero Carlos Manuel Arenas.
La policía recibió el reporte, pero no una denuncia formal por lo que acompaña al sacerdote en espera de las averiguaciones para identificar al grupo al margen de la ley al cual se refiere la Diócesis.
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”Estamos esperando que haya mayor claridad sobre cuál puede ser la verdadera amenaza que se cierne sobre él y le seguiremos dando el acompañamiento que corresponda a él y al que llegue a cumplir esa tarea de dar la Palabra de Dios en Armenia Mantequilla”, señaló el coronel Giovanny Buitrago, comandante de la Policía de Antioquia.
Mientras tanto, esta pequeña población del occidente de Antioquia, ubicada a dos horas de Medellín, se quedó sin sacerdote y ahora la celebración de la Semana Mayor está en veremos.
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“Es mucha la angustia para la comunidad, dado que ni siquiera se va a poder celebrar la Semana Santa. ¿Que le hagan esto a una persona que no se mete con nadie?”, dijo indignado Bryan Cano, habitante de Armenia Mantequilla.
Saúl Sánchez, otro lugareño, manifestó que “toda la gente de aquí lo siente, sobre todo los que somos católicos, lo sentimos mucho porque siempre vamos a misa”.
El Gaula de la policía está al frente de la investigación. Por su parte, el obispo de Caldas informó que no designará nuevo párroco hasta tanto la situación de seguridad para los sacerdotes esté garantizada en la zona.