Bogotá está a punto de llegar al 80% de ocupación de UCI en medio de un nuevo confinamiento estricto. Mientras tanto, el dolor de cabeza de las autoridades es la indisciplina social protagonizada por quienes asisten a las fiestas clandestinas.
Solo en la localidad de Chapinero fueron desmanteladas cinco, en las que más de 500 personas departían sin tapabocas, aglomeradas y alicoradas.
Todo esto, mientras el sistema hospitalario de Bogotá está en alerta roja y el personal de la salud está volcado a como dé lugar para salvar vidas de las garras del COVID-19.
Cada día tenemos menos empatía, menos solidaridad; las autoridades puede hacer todo lo que quieran, podemos ponerle el doble de policías, pero si no entendemos que esta pandemia merece un manejo como sociedad, vamos a ver las UCI llenas, más muertos”.
Lo que llamó la atención de las autoridades fue cómo, a través de cámaras de seguridad, los organizadores de las fiestas clandestinas vigilan a la propia Policía para evadirla.
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“Hemos encontrado ya toda una organización, hemos encontrado que nos monitorean con cámaras en el espacio público. En las vías aledañas, hay personas que están como vigilando un poco la presencia policial para evitar ser descubiertos y para disminuir el volumen, cerrar, protegerse y evitar que se puede hacer la intervención de la fiesta”, explicó Óscar Ramos Calderón, alcalde local de Chapinero.
Pero eso no es todo. “Hacen la convocatoria a través de redes sociales, algunos colocan el lugar, otros colocan puntos de referencia, contactan a las personas, las recogen en buses, las llevan a lugares, sótanos, parqueaderos desocupados, lugares de la localidad de Chapinero y de otras localidades”, agregó el mandatario.
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Mientras esto pasa, Bogotá alcanzó una ocupación UCI del 78,8 por ciento y en las últimas horas 24 familias perdieron a sus seres queridos producto del COVID-19.
El sistema de salud llegó a su máxima capacidad instalada.