Se trata de una banda de entre 8 o 10 delincuentes. Los afectados fueron amarrados durante una hora para que entregaran el dinero.
A las 7:30 de la mañana llegó una mujer a la vivienda en la localidad San Cristóbal, sur de Bogotá, donde funciona el local, haciéndose pasar por funcionaria pública. Cuando se ganó la confianza de sus víctimas, ingresó con sus secuaces.
Amarraron a varios miembros de la familia y los obligaron a entregar el dinero producto de las ventas. Fueron unos $30 millones los que se llevaron.
Narra una mujer que dispararon una pistola con silenciador para que se sintieran amenazados y confesaran donde estaba el botín.
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Para colmo, denuncian los afectados, la Policía llegó media hora después de la llamada de emergencia.
Esta no es la primera vez que los dueños de este local son víctimas de la delincuencia organizada, pues más de una decena de veces han sido blanco de los ladrones.
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