Estas mujeres, vestidas de naranja, lavan las calles, los taches de Transmilenio, recolectan basura y asean los vallados.
Cada una tiene su propia motivación, como el caso de Yenny, que estudia Salud Ocupacional de día y de noche presta sus labores.
Nayibe dice que “trabajo de noche porque tengo un niño que tiene una enfermedad y tiene muchas citas”.
Estas guerreras cada noche recorren entre dos y tres kilómetros, aseguran que con este esfuerzo que hacen día esperan cumplir el sueño de tener casa propia y darles buena educación a sus hijos.