Al menos doscientos fieles de la comunidad católica de San Antonio de Pereira, un corregimiento de Rionengro en el oriente antioqueño, no imaginaron nunca que la imposición de la ceniza les dejaría una marca para siempre.
Era un día soleado y la iglesia del municipio estaba más bella que nunca. Entonces, tras una larga eucaristía, los devotos, uno tras otro, hicieron una fila en frente del altar.
Silvio Castaño, uno de los afectados, manifestó que “parecía candela viva, me comenzó a arder la frente; eso no fue al rato sino instantáneamente, pero como me demoré tanto en limpiarme la ceniza porque me daba pesar, amanecí con bombas de agua en la frente”.
Updated: diciembre 28, 2015 05:36 p. m.