Han permitido a las mujeres agremiarse y adquirir independencia. Ahora desean que se construya una política pública alrededor de esta artesanía.
El panorama económico motivó a Cheyka Torres, una emprendedora y líder, a agremiar al género, emprender la lucha por reivindicar el espacio de las tejedoras arhuacas y posicionar el valor de su trabajo.
“Aún en este momento no somos nosotros los que tenemos el mercado de las mochilas, lo tienen personas foráneas que no son de acá. Es un tema de que ellas se sientan dueñas de su cultura no tanto de su producto sino de su cultura que digan mi mochila lo vale porque yo me demoro un mes, dos meses en hacerlo”, expresó Torres.
El gran objetivo es lograr la existencia de una política pública de la artesanía.
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“Yo creo que para todos los pueblos como los wayú, los zenúes, los embera, porque al final si algo es productivo termina otro haciéndolo y vendiéndolo y nosotros somos los que hacemos todo. La gente se ha dado cuenta que tejer una mochila es más rentable incluso que irse a trabajar, entonces se ponen a tejer”, manifestó la líder.
Según ella, por nada del mundo se puede permitir que muera el tejido y la mochila.
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“Se muere la cultura y también se muere parte de nuestra tradición porque es la tradición que todavía llevamos y que para nosotros tiene un legado ni siquiera de nosotros sino un legado de los padres y madres que dejaron la historia", añadió Torres.
Así pretenden seguir hilando sus vidas e hilándose como sociedad para fortalecerse como comunidad emprendedora y pujante.
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