Bares, discotecas y restaurantes permanecen cerrados. Mientras esto afecta la economía del puerto y Valle del Cauca, los manifestantes se toman las calles.
En los puntos de concentración que hay en Buenaventura por motivo del paro, los habitantes se turnan para no descuidarlos. Bajo cambuches, sobre una silla o en el suelo, pasan la noche.
“Llevo cuatro días de trasnocho atrás del paro para que el Gobierno dé el paso a Buenaventura para que echemos a adelante", dijo habitante de Buenaventura.
A las 2:35 de la madrugada un grupo de personas alrededor de una fogata trata de calentar los ánimos de los bonaverenses en medio del paro.
“Con café, con un refrigerio que nos apoyan, por eso estamos aquí parados y todas la noche y mañana salir a quemar los recibos porque Buenaventura no aguanta más", dijo Wílmar Valencia Orozco, líder cívico de Buenaventura.
Las calles, que permanecen vacías y custodiadas por integrantes de la Policía e infantería de marina, se respira tensa calma.
“Normalmente hay movimiento, pero, con esta vaina del paro, pura soledad", dijo un vigilante de negocios.
En el preludio del fin de semana, en Buenaventura rige la ley seca y muchos han atacado la medida. Este viernes, el paro cívico cumplió su cuarto día.
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Updated: mayo 19, 2017 08:43 a. m.