Con una innata habilidad entrelazada en sus pequeñas manos, niños de la comunidad indígena Campo Las Mirellas, en Sucre , convierten caña flecha en hermosas artesanías.
“Yo lo que hago es trenzar el metro y mi papá se encarga de hacer el sombrero, mochila, los bolsos”, dice Adrián Basilio Carmona, niño tejedor.
“Yo hago abanicos, antes me demoraba, pero ya no demoro porque mi papá me enseñó a hacer esto”, comenta, entretanto, otro pequeño tejedor Maicol Márquez Baquero.
Rodrigo Basilio es un niño que con tan sólo diez años ya ha tejido más de 200 artesanías que han sido expuestas en diferentes ferias en el departamento de Sucre.
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“Todo lo que yo hago lo venden en las ferias de Sincelejo, tejemos sandalias sombreros y los monederos y los bolsos”, afirma el pequeño.
Son 212 familias que incentivan a sus nuevas generaciones a conservar esta tradición y sembrar en los niños el amor por sus raíces.
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“Los enseñamos a tejer los trenzados para el sustento, que esa es la renta de acá de las comunidades”, señala, por su parte, Otoniel Reyes Montiel, padre de un niño tejedor.
Así como esta, cientos de comunidades indígenas de todo el país buscan que su identidad cultural sea un reflejo del amor por sus ancestros.