Cerca de 1,2 millones de personas llegaron hasta el Olaya Herrera, muchos desde otras regiones, para asistir a su misa. La espera valió la pena.
El viernes a las siete de la noche se abrieron las puertas en el Olaya Herrera. El esperado momento para estos fieles católicos estaba cada vez más cerca y ni el frio ni la lluvia durante toda la madrugada acabaron con sus deseos de ver al papa Francisco.
El país enteró volcó su mirada a la capital de Antioquia. Desde otras regiones llegaron a la ciudad para ser partícipes del encuentro.
Ya todo estaba listo para recibir al líder católico. Cerca de 1.200 personas de logística y 7.000 voluntarios también lo esperaban. Los rostros de los fieles reflejaban la ansiedad de ver a Jorge Mario Bergoglio y la felicidad de saber que ese momento ya estaba muy cerca.
Publicidad
El cielo se despejó y a pesar de los retrasos por las condiciones climáticas, el anhelado momento llegó.
Hacia las 10:30 a.m. el papa Francisco ingresó al aeropuerto Olaya Herrera en su papamóvil. El fervor de los feligreses se reflejaba en sus efusivas reacciones al verlo. Con globos, banderas y pañuelos blancos recibieron su bendición.
Publicidad
Medellín trasnochó y se mojó, pero disfrutó del papa Francisco. Para los asistentes a la eucaristía, el esfuerzo indudablemente valió la pena para recibir el mensaje de esperanza y, por supuesto, la bendición del obispo de Roma.