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Gol Caracol Ramón Jesurún

Ramón Jesurún

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    Ramón Jesurún, no seas vagabundo...

    "Intervención", dijo Jairo Clopatofsky cuando lo nombraron como director de Coldeportes, e inmediatamente los popes del fútbol colombiano amenazaron con echar la Fifa encima. Sin embargo, la vena política de Luis Bedoya y el populismo de Juan Manuel Santos (que no olvidemos, en su primera declaración como candidato presidencial propuso el Mundial Colombia 2026) lograron una especie de pacto en el que el fútbol se comprometía a cumplirle a sus trabajadores so pena de castigos por parte del ente rector del deporte en Colombia. Sin embargo, hasta le fecha, eso se quedó en palabras. Tal como el pacto de Santos con los taitas de la Sierra, esto no se cumplió. Este acuerdo, firmado y publicado el pasado 5 de mayo, día en el que el siempre bien hablado Ramón Jesurún dijo que la Dimayor iba a castigar a los clubes que no respondieran por sus obligaciones, que el fútbol colombiano iba a mejorar administrativamente y que nunca, nunca, nunca iba a volver a verse que un equipo entrara en paro para que no se repitiera la escena miserable del 9 de abril, cuando Quindío salió a jugar frente a Millonarios con una nómina juvenil ya que sus jugadores decidieron no actuar por las deudas del club. Ese día Hernando Angel, dueño del cuadro cafetero, se pasó por la faja su responsabilidad como jefe, los compromisos comerciales de la Dimayor con el patrocinador Postobón, los derechos laborales de sus empleados (futbolistas) y puso en El Campín una nómina prácticamente amateur que, por supuesto, se comió un 5-0 de un equipo profesional y experimentado. Lo peor es que si no es por el escándalo que armamos muchos en los medios y casi todos los hinchas, Clopatofsky no dice nada. Pero bueno, esa vergüenza para el Quindío, sus aficionados y para el fútbol colombiano en general sirvió al menos para que Jesurún saliera a decir que eso no iba a volver a pasar. Frente a las cámaras y los micrófonos el elocuente dirigente (me sale en verso y todo) dijo que la Dimayor se comprometía a establecer un “reglamento interno o medidas de autorregulación que aseguren que los clubes que no estén al día con sus obligaciones laborales y de seguridad social con sus trabajadores del presente campeonato no puedan participar en los certámenes que organiza”. Y claro, el gobierno (encabezado por el vicepresidente Angelino Garzón, supuesto garante de este acuerdo), se comió el cuento de que los dirigentes del fútbol colombiano se iban a autorregular... A la hora en que escribo esto, 3:30 de la tarde del jueves 20 de octubre de 2011, en la capital de Norte de Santander dan como un hecho que Cúcuta Deportivo va a recibir este viernes a Santa Fe con una nómina juvenil ya que sus jugadores entraron en paro. Así lo anunció descaradamente su vicepresidente Alvaro Torrado, pasándose por la faja las promesas de la Dimayor, la "supervisión" del gobierno, el respeto que merece la hinchada, el respeto que merece un patrocinador que, como Postobón, pagó una cifra exagerada por este torneo de pobres y, por sobre todas las cosas, los derechos de los jugadores a los que no les pagan hace casi tres meses. Póngase en ese lugar. Imagínese que a usted no le pagan hace cinco quincenas, y que no sólo es el primer atraso sino que a lo largo de los dos últimos años la constante es que este mes le pagan lo de hace cuatro y vuelve a ver plata en tres más... yo, la verdad, ya habría tomado medidas de hecho, habría demandado a todo el mundo, habría armado un escándalo mediático y es muy posible que hasta hubiese cerrado la Avenida Cero con una huelga nudista, pero claro, el único pacto que los dirigentes respetan es el de protegerse entre ellos y vetar a los jugadores que hablan duro, así que los humildes futbolistas del Cúcuta no hicieron nada durante mucho tiempo. Pero este lunes explotaron, pararon, dijeron que no juegan hasta que les paguen y Ramón Jesurún, en vez de castigar con severidad al club por su pésima administración y de hacer cumplir lo que pactó con el gobierno y con la sociedad en general (porque yo soy de los que cree que una promesa pública es un pacto con la comunidad a la que se le cuenta), vuelve a mostrar que lo último que le interesa a los dirigentes del fútbol colombiano es el fútbol, que a ellos lo que les interesa es el negocio. No seas vagabundo Ramón: ¿cómo vas a llamar al presidente de Santa Fe a pedirle personalmente que le aplace el partido al Cúcuta para que puedan pasar de agache unos dirigentes descarados que no le han dado buen manejo al club rojinegro? Porque sí señores: Jesurún, no Alvaro Torrado, no: el propio presidente de la Dimayor, hizo gestión para que el rojazo le aplazara el juego a los motilones en una actitud absolutamente alcahueta. Afortunadamente Santa Fe no es bobo y, así como al rojazo no le han ayudado de a mucho en su doble compromiso de Liga y Copa Sudamericana, dijo que no: ese problema no es del león, que sí le paga a sus empleados. Ese problema es del Cúcuta y de la Dimayor. Yo insisto en parafrasear a Alfredo Relaño: "del fútbol me gusta todo menos los que lo manejan". Especialmente porque ellos, los dirigentes, los dueños del espectáculo, saben que manejan algo que para el resto de seres humanos no es un negocio sino una pasión. A ti no te importa que a tu equipo lo vista X o Y marca, tu lo que quieres es tener la camiseta que te hace sentir orgulloso, la que te trae los mejores recuerdos, la que viste hincharse de gloria tantas veces, y vas a pagar por ella, por eso, por tu pasión. Por el negocio de esos señores de corbata a los que les interesa que se transmita por televisión Cúcuta vs. Santa Fe y no que a los protagonistas de la fiesta los humillen sin pagarles por su trabajo o que a los que le dan vida a su negocio los irrespeten ofreciéndoles un partido con amateurs. No seas vagabundo Jesurún... y a todas estas, ¿el gobierno no tiene nada qué decir? O será que como en el pacto con los indígenas de la Sierra cree que después de un tiempo eso ya no importa... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad

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    Teorías de la conspiración

    Que las Torres Gemelas fueron derribadas por extraterrestres, que no eran aviones sino misiles, que la ultraderecha estadounidense planeó todo para cambiar el orden mundial e imponer el miedo como regla... diez años después del histórico 11 de septiembre de 2001 las siempre polémicas teorías de la conspiración vuelven a estar de moda y yo, que tal vez por vivir solo en un apartamento con dos gatas, no tener novias, leer mucho y ver demasiada televisión me he vuelto un malpensado, tengo la mía; pero no sobre lo que pasó en Nueva York, sino sobre lo que está pasando en el fútbol colombiano. ¿A nadie se le hizo extraño que Julio Comesaña llegara a la Selección y el Deportivo Pereira no dijera nada? Es decir, hablamos del principal candidato al descenso, un equipo que hizo una apuesta brutal en cuanto a contrataciones y que se la jugó toda con el uruguayo para tratar de salvar un año desastroso, ¡un club que al día de hoy tiene una desventaja de 11 puntos frente al América y 14 con Itagüí! Pero en la capital de Risaralda nadie dijo nada: al Pereira se le llevaron al DT, le desbarataron el proceso en un momento dramático, y fue como si se les hubiese olvidado pagar el recibo del teléfono: no pasó nada. En una figura muy parecida, Jorge Luis Pinto dejó al Junior para irse a la selección de Costa Rica y no sólo hubo una reacción tremenda, sino que la Federación de ese país le pagó una indemnización al equipo barranquillero. ¿Alguien sabe si la Federación Colombiana de Fútbol le pagó algo al conjunto matecaña? No, no le pagó porque Comesaña renunció. Pero igual... es raro, ¿no? Es decir, queda la sensación de que o al Pereira se lo va a comer el tigre y a sus dirigentes no les importa tener el estadio más bonito del país en la B, o que hay algo más ahí y por eso quedaron tan tranquilos. Ese "algo" más es un rumor que viene creciendo como la espuma de una cerveza fría bien servida en un vaso largo. Hace un par de meses, cuando desde Argentina apareció esa abominable idea de hacer un torneo con todos los equipos de primera y segunda división, muchos dirigentes en Colombia levantaron las cejas con esa misma admiración que los llevó a importar, vía Buenos Aires, el sistema del descenso por promedio y los campeonatos semestrales. La idea de un torneo con 20 equipos empezó a sonar... Claro, ¿cómo no iba a sonar? No sólo el Pereira parece totalmente condenado al descenso, sino que el América es el primer candidato a jugar su permanencia en primera división con el subcampeón de la B en la promoción. Un torneo de 20 equipos en el 2012 automáticamente los salvaría a los dos y permitiría el ascenso de los dos mejores del Torneo Postobón, en donde viejos conocidos de la A como Pasto, Bucaramanga, Unión Magdalena, Centauros y Cortuluá, o eternos aspirantes a ella como Patriotas, Rionegro, Bogotá y Valledupar, tendrían mejores opciones de estar en la fiesta grande. Ojo, no sería la primera vez que la Dimayor hace eso. En el 2001 Bucaramanga perdió la categoría, pero esta entidad decidió que en el 2002 se pasara de 16 a 18 clubes. Quindío ganó su ascenso en franca lid, así que muy a las carreras, en enero de 2002, la dirigencia del fútbol colombiano decidió organizar un triangular entre sus tres socios en la B: Cúcuta, Unión Magdalena y el leopardo descendido. La cosa fue tan improvisada, que al cuadro motilón le tocó armar un equipo de emergencia para ir a disputar el triangular en Cartagena. Unión ascendió con dos victorias 2-0, y el Bucaramanga se quedó con el segundo lugar después de empatar 0-0 con su eterno rival y mantenerlo en la B tras una definición por penales. De esta forma, arbitraria por demás, la primera división del fútbol colombiano pasó de tener 16 a 18 clubes en 2002, año en el que además, vea usted, pasamos de tener un campeón anual a tener dos. Por si le interesa, ese 2002 comenzó la presidencia de Luis Bedoya en la Dimayor (que casualmente aumentó ese año su cantidad de electores) y el presidente del Atlético Bucaramanga era Reynaldo Amaya, quien (¡ah cosas!) fue miembro del comité ejecutivo de la Federación entre 2006 y 2010, durante la primera administración de Bedoya al frente del rector del fútbol nacional. Sí, piense lo que quiera... Yo ahora, por ejemplo, estoy pensando en que a final de año nos van a salir con una decisión "sorpresa" en la que se va a dar la "buena" noticia de que el fútbol colombiano, (y acá cito imaginariamente el discurso que va a dar Bedoya o Jesurún, o los dos) "siguiendo el ejemplo de la grandes ligas del mundo como España, Inglaterra, Italia y Argentina (mira tú, ¡qué sorpresa!), va a pasar de 18 a 20 clubes". El argumento de estos señores, siempre de corbata y últimamente con el bigote cada vez más en discusión, será "el estímulo a la competitividad y el hecho de que el objetivo de la Dimayor quiere que el fútbol de primera se vea en más y más canchas del país", pero claro, nadie dirá que la decisión se toma para salvar al América y al Pereira (al que ahora le están quitando al técnico sin mayor trauma por parte del club), y para aumentar la cuota de votos que sostiene a los que mandan en el fútbol de este país. Porque para los que no lo sepan, a los dirigentes los eligen los clubes, y si a los clubes de la B les ofreces dos cupos en la A, te aseguras una buena cantidad de votos, aparte de los dos de los equipos a los que salvaste de llegar a ella... pero claro, es sólo la teoría de la conspiración de un tipo muy malpensado como yo, nada más. Y recuerde que vivo solo con dos gatas, no tengo novia, leo mucho y veo demasiada televisión... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad

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    Volver al futuro: la historia del fútbol colombiano y mi acné postjuvenil

    Me estaba lavando las manos y la cara en el baño de Caracol para tratar de espantar con agua esta maluquera de gripa que tengo, y al ponerme de nuevo las gafas lo vi. Ahí, en esa enorme frente a la que no le ayuda mi calva, estaba un barrito lo más de coquetón, uno de esos puntitos blancos malditos y enconados que todos odiamos. Justo en ese momento lo entendí todo: de alguna forma, a lo mejor en un DeLorean como el de la película 'Volver al futuro', viajé en el tiempo a esos días en los que me salía acné en la frente, tenía poca barba y en el fútbol colombiano eran protagonistas Hamilton Rícard, Sergio Galván, Léider Preciado, Juan Carlos Henao, Arnulfo Valentierra... en fin, los mismos tipos que hoy, más de diez años después de mi última protuberancia en la frente, son las estrellas de nuestro campeonato. La verdad es que tengo miedo. No sé si sentirme en un cuento de Cortazar en el que el tiempo no corre pero tu cuerpo sí se transforma, o si mientras escribo esto va a empezar a sonar el alarmante estribillo de 'Dimensión desconocida', pero acaba de terminar la jornada del miércoles en la segunda fecha del campeonato colombiano y la gran figura fue Hamilton Ricard, goleador de la temporada 1996-1997. Lo raro es que no sólo le hizo gol a Santa Fe (diez años después de anotar su último tanto en Colombia jugando precisamente para el rojazo), sino que tuvo un altercado con Gerardo Bedoya, con quien no alcanzó a jugar en el Cali pero con quien sí compartió Selección Colombia en las eliminatorias a Japón y Corea 2002. Si esto no es prueba suficiente de que algo extraño está pasando con los planos de espacio/tiempo en el fútbol colombiano, voy a analizar un caso específico: América presenta para esta temporada a varios canteranos como Hernando 'Cocho' Patiño (debutó en 1994), Jersson González (1993), Alex del Castllo (1998) y Rubén Darío Bustos (1999), quienes se unen al capitán Jorge Banguero (que llegó al América en el 2002) y al arquero Julián Viáfara (contratado por el diablo en 2001). Lo extraño es que todos, salvo Banguero, son las "nuevas caras" del equipo... Fue tan extraño ver que en el juego entre el América y el Pereira ingresaron para el segundo tiempo Jersson y Freddy Grisales en cada uno de los clubes... parecía un partido de 1999, decorado además con la presencia en el arco matecaña de Robinson Zapata (otro canterano del América, generación 98) y la notable actuación en el medio campo escarlata de Jorge Artigas, campeón con Tolima en 2003 cuando ya tenía 28 años. Pero la verdad es que la Liga Postobón II 2011 parece alguna Copa Mustang entre 1999 y 2003: las esperanzas de gol de Santa Fe son Sergio Galván y Léider Preciado, la base del Once Caldas está en Juan Carlos Henao, Elkin Calle y Arnulfo Valentierra, Gonzalo Martínez es el referente defensivo del Deportivo Cali, Néider Morantes, Mayer Candelo y Giovanni Hernández se disputan ser el mejor volante de creación de un torneo en donde siguen siendo referentes Jorge Horacio Serna, Jairo Patiño, Agustín Julio, Bedoya, Jersson, Banguero... Por supuesto, no quiero decir que haya que jubilarlos. Para nada. cada vez que veo jugar a Galván siento que todos los jugadores jóvenes de este país deberían seguir sus movimientos para aprender qué es profesionalismo, entrega, compromiso y cómo se debe comportar un delantero. Pero el hecho de que nuestro fútbol se esté envejeciendo de esa forma es diciente. Claro, puede que no necesariamente de que estoy metido en una máquina del tiempo (¡que sea el DeLorean, que sea el DeLorean!), pero sí del nivel de nuestra liga... Sin embargo, más allá de eso, a mi en serio me preocupa lo del espacio/tiempo, lo del ciclo que se repite... Por ejemplo, la Selección está en crisis porque Hernán Darío Gómez tuvo un problema de tragos y no supo manejar una situación en la que estuvo involucrado el aguardiente, y tal como pasó después del Mundial del 98 -cuando Bolillo se tuvo que ir porque no supo manejar la noche al interior de la tricolor- hoy el país está dividido y rogando por una renovación en el banquillo. Esta vez los dirigentes tienen dudas sobre si entregarle el cargo a un técnico joven que ha mostrado buenas cosas como Leonel Alvarez; hace 13 años la situación era la misma, sólo que el nombre era el de otro Alvarez: Javier. Pero la cosa es aún más rara: ¡esos dirigentes que hoy miran si dejan o no a Leonel son exactamente los mismos que hace años se preguntaban lo mismo sobre Javier! Luis Bedoya era la mano derecha del presidente de la Dimayor Jorge Correa Pastrana (y heredaría su puesto en el 2002), Ramón Jesurún era el presidente del Junior en 1997 y luego asumiría una posición en una financiera que le prestaría plata a todos los clubes, Alvaro González Alzate estaba más que instalado en la Difútbol, era el amo del arbitraje colombiano y era intocable en el seno de la Federación... ¡ya estaban ahí y ahí siguen hoy! Es que parece que la única forma en que un dirigente del fútbol deje su cargo es con la jubilación, algo que pasa sólo cuando los años ya son incontables, o con la cárcel. Si no fuera por ella, tal vez en la lista de estos ilustres seguiría Juan José Bellini, quien como presidente de la Federación fue detenido en 1995. Aunque ojo, a pesar de volver a prisión en 1999, Bellini sigue teniendo parte activa en el fútbol de nuestro país, lo cual demuestra que sólo la jubilación nos puede librar de los dirigentes. El problema es que en este momento cíclico es muy poco probable que eso pase. Es decir, se supone que estamos en el 2011 y el prime de la TV nacional se lo disputan, cual si estuviéramos en el siglo pasado, las divas Margarita Rosa de Francisco y Amparo Grisales, cuya impactante presencia física poco tiene que ver con los años que suman sus cédulas. Además, los candidatos a la alcaldía de Bogotá son Mockus y Peñalosa, como en los 90, y como en la década del Grunge está de candidato a la alcaldía de Medellín Luis Pérez. En la TV no está Pacheco pero sigue Jota Mario, y ya no existe Exitosos con gente cantando las canciones de su artista favorito pero tenemos "Yo me llamo" en donde, para mayor locura de esta crisis espaciotemporal, hay imitadores de Michael Jackson, Ana Gabriel, Eddie Santiago, Ricardo Arjona (lo que ya vuelve el asunto insoportable para mi) y hasta de Plácido Domingo, que en los 90 se volvió famoso al integrar 'Los tres tenores'. En serio, tengo miedo y quiero volver al futuro. Quiero preocuparme porque me empieza a salir mucho pelo en todas partes y no porque sufro de acné otra vez. Quiero ver fútbol y encontrarme con algo nuevo y no con lo mismo de siempre.... ¡El problema es que no encuentro el bendito DeLorean! Sígame en Twitter: https://twitter.com/PinoCalad

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    Cuatro equipos en Colombia no están a paz y salvo como lo ‘exige’ la Dimayor

    El pasado 13 de julio la Dimayor les envió una carta a sus afiliados, en la que se les recordó que si no estaban a paz y salvo con sus trabajadores no podían participar de los certámenes organizados por dicha institución. Sin embargo, la Liga Postobón II inició con equipos morosos.

  • Gol Caracol

    Ramón Jesurún le responde duro a Acolfutpro

    El presidente de la Dimayor le salió al corte a las denuncias que Carlos González Puche, de la Asociación Colombiana de Futbolistas, y Julián Viáfara, arquero que juega en Brasil, le hicieron al Golcaracol.com. Ratificó, eso sí, que se firmó un pacto para solicitar avales antes de una transferencia.

  • Gol Caracol

    El fútbol colombiano estrenará sistema en 2011

    El presidente de la Dimayor, Ramón Jesurún, anunció este lunes que el próximo año se abolirán los cuadrangulares semifinales para utilizar emparejamientos directos entre los ocho equipos de mejor rendimiento en la ronda ‘todos contra todos'.

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    Dimayor dice que los equipos en Colombia deben ser sociedades anónimas

    El presidente de la División Mayor del Fútbol Colombiano, Ramón Jesurún, apuntó que espera que se apruebe un proyecto de ley que propone transformar los clubes deportivos en Sociedades Anónimas y así evitar que los equipos se ensucien con dineros de dudosa procedencia.

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    Así debería ser el campeonato del futuro en Colombia

    [flv image=http://blogs.golcaracol.com/muchaspelotas/files/2010/05/RamonJesurun050210COLa1.jpg]http://static.caracoltv.com/v/n/2010/05/cb41808019b2811cc536e6bb4ab098b6.flv[/flv]Acabar con la mediocridad en el fútbol nacional parece una quimera, pues el paladar ha estado a gusto en los últimos años con un torneo que, dicen, prima lo emotivo sobre la calidad, como si lo segundo fuera, acaso, menos importante. Sin embargo, algo positivo ha nacido de la obligación. En el actual campeonato, y sólo porque la FIFA exigió acabar los certámenes antes de lo normal por la disputa del Mundial, el título ya no se definirá en Colombia después de pasar por unos cuadrangulares semifinales irrisorios, a los que han clasificado conjuntos con rendimientos precarios, que rondan muchas veces el 50% o menos, para después dar la vuelta olímpica. Esto pasó, por nombrar un único caso, con Junior en el Clausura 2004. Fue octavo y después terminó campeón de un torneo hecho a la medida de los anodinos. Ahora, sólo serán los cuatro mejores conjuntos los que jugarán las semifinales (el primero enfrentará al cuarto y el segundo, al tercero) y los ganadores de dichas llaves irán a la final en choques de ida y vuelta, el 26 de mayo y el 2 de junio. Algo sensato y que nos queda a la medida. El campeonato debería mantenerse así como está, sin los susodichos cuadrangulares. No obstante, está previsto que regresen de nuevo luego de Sudáfrica 2010. Una liga como tal, en la que el título lo gane el primero de la tabla general, no es bienvenida en Colombia porque la premisa es tener más conjuntos vivos en la mayoría de fechas posibles para que no se afecten la situación financiera de los equipos y las taquillas, a pesar de que superar los 15 mil espectadores sucede máximo en tres partidos por fecha. Sí es verdad que es más bonito para el hincha ver a ocho equipos en las semifinales porque hay más aficionados pensando en la contienda. Pero eso no le hace bien al fútbol y sí acostumbra a los ‘clubes’ y a la gente a nadar en la imperfección, en el acomodo, en la complacencia inicial para después sí desear ser los mejores. El problema del fútbol colombiano radica en gran parte en premiar la mediocridad por sobre la calidad desde el mismo sistema del torneo. Pero también tiene su raíz en el cambio constante de la forma de jugar el campeonato. Somos buenos para inventar. Se han jugado torneos nivelación (1995-96); los partidos empatados de toda la temporada se definieron en penaltis en 1998; se armó un triangular fantasma para ascender a un equipo a Primera División (2001); hubo cuadrangulares finales (1994) y semifinales (como los actuales); bonificaciones de distintos tipos y muchos otros cambios como, por ejemplo, que de 1992 a 2002 un total de 16 equipos participaron en el torneo y desde entonces hay 18. Hace poco se habló de la posibilidad de ampliar el número a 20 escuadras… Estamos viviendo hoy en día un nuevo formato que se debe mantener. Si bien representa una modificación más en el sistema, sirve para enterrar a los malos equipos y para recompensar las buenas campañas. Permitir la clasificación de ocho conjuntos a las semifinales, de 18 que están en competencia, es poco loable. Con la venia del ejemplo, es como preferir a cinco mujeres sin gracia por cantidad y no a una sola por su propiedad.

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