Entre cabezazos y persecuciones se desarrolló este duelo, captado por un fotógrafo de vida salvaje en una reserva natural de Sudáfrica.
Las jirafas usaron sus largos cuellos como látigos para chocar sus cabezas contra el cuerpo de su rival. Unos cuernos pequeños y resistentes eran los encargados de infringir el castigo.
Unos cuantos golpes fueron suficientes para medir fuerzas. Luego, comenzaron a perseguirse una a la otra alrededor de un árbol.
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Todo transcurrió bajo la mirada de Richard de Gouveia, guía y fotógrafo que grabó la pelea de estas jirafas en la reserva privada de Sabi Sabi.
Al final, no hubo vencedora ni vencida, pero sí heridas de guerra en este duelo del mundo salvaje.
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