Pese a las acusaciones de corrupción que enfrenta, el primer ministro se mostró confiado durante los comicios. Resultados se conocerán el miércoles.
Las encuestas sitúan al derechista Likud del actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, y a la nueva formación Azul y Blanco del centrista Beni Gantz más o menos con el mismo número de escaños, unos 30 en una cámara de 120.
Tanto si uno de los dos gana como si empatan estarían obligados a aliarse con partidos para sacar adelante una coalición de Gobierno, tarea para la que Netanyahu tiene más opciones que Gantz, ya que en el espectro político israelí la derecha está más representada, además de ser más experimentada.
Bibi Netanyahu ya arrebató el Gobierno hace una década a Tzipi Livni, pese a que esta le superase en votos, por su capacidad para sumar partidos.
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Los comicios en Israel "son una cuestión de bloques", explica a Efe Jonathan Rynhold, profesor de Política de la Universidad de Bar Ilan.
En este contexto, estos son algunos de los escenarios que se abrirán tras la jornada electoral de hoy:
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- Gana el Likud y gobierna Netanyahu
Entre los escenarios más probables está que el Likud sea el partido más votado y que Netanyahu forme coalición.
"Que se forme una coalición de partidos de derecha con los ultraortodoxos para sumar al menos 61 asientos, con lo que podríamos esperar un gobierno con aspecto similar al que tenemos ahora", indica Rynhold.
Se espera que haya un mayor número de partidos representados en la Knéset que ahora, lo que podría hacer que la coalición de gobierno resultante fuera más dependiente de las pequeñas formaciones.
Para Shmuel Sandler, investigador en el Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos, en este caso sería complejo conciliar "posturas contradictorias, con peticiones enfrentadas", como la entrada de partidos más seculares en coaliciones con fuerzas ultraortodoxas.
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- Gana Azul y Blanco y gobierna Gantz con coalición de centro-izquierda
Esta sería una opción altamente improbable, según los analistas, porque tendría que contar también con la alianza de algún partido de derechas o religioso. Se espera que las formaciones de derecha se unan a la coalición encabeza con Netanyahu, mientras los ultraortodoxos son reticentes a aliarse con Gantz por el secularismo de su compañero de fórmula Yair Lapid.
Además Gantz ha asegurado que no pactará con los partidos árabes, que podrían permitirle alcanzar una coalición.
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- Gana Azul y Blanco y gobierna con el Likud, pero sin Netanyahu
Otra posibilidad es la creación de una coalición liderada por Azul y Blanco que incluya al Likud, pero sin Netanyahu, opina el analista Rynhold.
Esto se debe a que Gantz ha asegurado que no gobernará con Netanyahu mientras siga estando bajo la sombra de la corrupción, con una anunciada acusación por la Fiscalía por fraude, soborno y abuso de confianza.
- Netanyahu pacta con Azul y Blanco
Para este profesor de Bar Ilan hay otro posible resultado, aunque menos probable: "Netanyahu lidera una colación con Azul y Blanco, más centrista. Pero cualquier coalición liderada por él corre el riesgo de no durar más de un año porque ahora mismo está intentando apelar su acusación", que anunció el fiscal general en febrero y está pendiente de una vista previa para formalizarse.
Sin embargo, en el caso de que la acusación sea en firme es improbable que una mayoría en la Knéset (Parlamento) quiera gobernar con él.
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- Estancamiento, creación de un gobierno de rotación
Hay otra posibilidad que plantea el periodista Anshel Pfeffer en el diario Haaretz: Las negociaciones postelectorales -para las que inicialmente hay previsto un plazo de 45 días ampliable dos semanas más- no son fructíferas, se estancan y ninguno de los candidatos es capaz de sacar adelante una coalición.
En 1984 Yitzak Shamir, del Likud, y Simón Peres, líder laborista, salvaron esta situación con un acuerdo de rotación en un gobierno de unidad nacional, quizá el escenario que "ambos (Netanyahu y Gantz) planean en secreto", sugiere Pfeffer.
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Ante este futuro incierto, un factor clave de una futura coalición podría ser que algunos partidos, tanto de derechas como de izquierdas, no superen el umbral del 3,25% de votos para entrar en el Parlamento, lo que inclinaría la balanza hacia uno u otro bloque.