La lucha de Manning con el llamado trastorno de identidad sexual -su percepción de que él es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre- fue una parte clave de su defensa.
En una declaración escrita provista el jueves por la mañana al programa Today de NBC, el soldado pidió a sus partidarios que desde ahora se refieran a él por su nuevo nombre y el pronombre femenino. Firmó la declaración como "Chelsea E. Manning".
"A medida que hago la transición a esta nueva fase de mi vida, quiero que todos sepan de mi verdadero yo. Soy Chelsea Manning. Soy una mujer. Dada la forma en que me siento y que me he sentido desde la infancia, quiero comenzar terapia hormonal tan pronto como sea posible", agregó el comunicado.
El abogado defensor de Manning, David Coombs, dijo en la entrevista a Today que él espera que los funcionarios de la prisión militar de Fort Leavenworth, Kansas, tengan en cuenta la petición de Manning para terapia hormonal.
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"Si Fort Leavenworth no lo hace, entonces voy a hacer todo lo posible para asegurarme de que se vean obligados a hacerlo", dijo Coombs.
Los abogados habían presentado pruebas del conflicto interno del soldado con su identidad de género, como una foto del propio Manning vistiendo una peluca rubia y con los labios pintados, que él mismo envió en un correo electrónico a su terapeuta.
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Condena
La sentencia anunciada a Manning la víspera en Fort Meade, Maryland -de 35 años de prisión- es la pena más dura que se ha dado en la historia de Estados Unidos por filtrar información a medios de comunicación.
Flanqueado por sus abogados, Manning no evidenció ninguna reacción mientras la jueza militar, la coronela Denise Lind, anunció el castigo sin ninguna explicación en una audiencia que duró apenas algunos minutos.
Se pudo escuchar un grito ahogado entre los espectadores y se vio a una mujer cubriéndose el rostro con las manos. Luego, cuando los guardias se apresuraron a sacar a Manning de la sala del tribunal, una media decena de simpatizantes gritaron desde atrás: "¡Seguiremos peleando por ti, Bradley!" y "¡Eres nuestro héroe!".
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Con buen comportamiento y los más de tres años que estuvo detenido, Manning podría salir en siete años, dijo su abogado David Coombs. Manning también fue degradado a soldado raso y dado de baja deshonrosamente.
La sentencia encendió el añejo debate sobre si Manning fue un informante o un traidor por divulgar más de 700.000 documentos militares y diplomáticos, además de imágenes del campo de batalla al portal WikiLeaks, especializado en revelar información confidencial. Tan solo por el volumen, fue la mayor filtración de material secreto en la historia de Estados Unidos, mayor incluso que la de los Papeles del Pentágono en 1971.
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En un comunicado desde Londres, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange lamentó la sentencia de Manning y dijo que era "una afrenta a los conceptos básicos de justicia occidental". Pero consideró que la sentencia "es una importante victoria táctica" porque el soldado podría salir bajo palabra rápidamente.
Manning enfrentaba una sentencia máxima de 90 años de prisión. Los fiscales habían pedido por lo menos 60 años tras las rejas, mientras que su abogado había sugerido que no se le condenara a más de 25 años porque para entonces algunos de los documentos que filtró el soldado serán desclasificados.
Fiscales militares han comentado sobre la sentencia y la Casa Blanca solo dijo que cualquier solicitud de perdón presidencial sería considerada "como cualquier otra petición".
El caso fue parte una serie de procesos judiciales sin precedente presentados por el Gobierno estadounidense contra infracciones de seguridad. El Ejecutivo ha acusado a siete personas de filtrar información a los medios. En contraste, solo tres personas fueron procesadas en todas las presidencias anteriores.
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Manning, un analista de espionaje del Ejército originario de Oklahoma, copió digitalmente y divulgó los documentos, incluyendo informes de campo de las guerras en Irak y Afganistán y cables del Departamento de Estado, mientras trabajaba en 2010 en Irak.
El soldado dijo que lo hizo para exponer la "sed de sangre" del Ejército estadounidense y generar debate sobre las guerras y política de Estados Unidos.
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