El agente, conmovido por los cantos de quienes marchaban en Santiago, empezó a llorar. Una joven se acercó para consolarlo y espectadores los aplaudieron.
El breve encuentro se dio en medio de los enfrentamientos y hechos de violencia que dejan hasta el momento 15 muertos.
El abrazo fue interpretado como un símbolo de unidad del pueblo chileno y una muestra de que se puede protestar sin recurrir a la violencia.
Tras los aplausos que desató este momento, continuaron las arengas de los manifestantes: “¡El pueblo, unido, jamás será vencido!”.
Publicidad
Horas después, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, reconoció su incapacidad para anticipar el estallido social y pidió perdón a los chilenos, que exigen en las calles profundas reformas.
Le puede interesar:
Publicidad
“Es como una invasión alienígena”: audio de primera dama chilena causa escozor