El ejército griego puso alambres para reforzar la cerca que divide los dos países.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ordenó a los guardacostas que impidan a los migrantes cruzar el mar Egeo, rebajando las tensiones entre Turquía y la Unión Europea por la crisis migratoria.
"Por orden del presidente (...) no se dará ninguna autorización a los migrantes para que crucen el mar Egeo debido al peligro que conlleva", informó el servicio de guardacostas en Twitter.
No obstante, la decisión de "no impedir que los migrantes abandonen Turquía (por tierra) sigue siendo válida", precisó.
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El servicio de guardacostas aseguró que el jueves rescató a 97 inmigrantes en peligro y acusó a los griegos de "desinflar las tres embarcaciones" en las que iban "y dejarlas hundirse".
Turquía denuncia la supuesta brutalidad de los griegos con los migrantes y Grecia acusa a los turcos de incitarlos y ayudarlos a pasar a su territorio.
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Desde que Erdogan anunció el 29 de febrero que dejaría de cumplir el acuerdo sellado en 2016 con la Unión Europea para que Turquía impidiera el paso de migrantes al espacio comunitario a cambio de ayuda financiera, unos 1.700 migrantes han llegado a Grecia desde el 1 de marzo.
Se suman a los 38.000 que se hacinan en los campos de refugiados.
El ministro para las Migraciones Notis Mitarachi anunció el sábado que su país proyecta construir dos nuevos campos para albergar a los solicitantes de asilo que han llegado después del 1 de marzo al país.
"Queremos construir dos centros cerrados en Serres (norte) y la gran Atenas con 1.000 plazas. Necesitamos apoyo de las comunidades locales. No podemos dejar a toda esta gente en las islas", dijo el ministro a la cadena Skai TV.
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Esta situación tensa ha hecho pensar en la crisis migratoria de 2015.
En un intento por desactivar la crisis, Erdogan habló por teléfono el viernes con la canciller alemana Angela Merkel, quien dirigió las negociaciones del acuerdo de 2016.
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La UE envió el viernes un mensaje disuasivo a los migrantes: "No vayan a la frontera. La frontera no está abierta", advirtió el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell.
Nuevos enfrentamientos
El sábado, se registraron nuevos enfrentamientos entre la policía griega y los migrantes desplazados hasta la frontera con Turquía.
La policía impidió con gases lacrimógenos y cañones de agua el paso a los migrantes que trataban de forzar las vallas en el puesto fronterizo de Pazarkule (o Kastanies, de lado griego) mientras lanzaban piedras y gritaban: "¡abran las puertas!".
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En medio de la creciente tensión, un incendio arrasó este sábado un centro de atención para refugiados en las afueras de la capital de la isla de Lesbos. Por ahora no hay reporte de heridos.
Por el acuerdo de 2016, Turquía había aceptado contener el flujo de migrantes que huyen de la guerra en Siria, a cambio de una ayuda de miles de millones de euros.
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Pero Turquía considera que esta ayuda es insuficiente para hacer frente al costo de tener 4 millones de migrantes y refugiados, principalmente sirios, en su territorio.
La ofensiva lanzada en diciembre por el régimen sirio, con el apoyo de Rusia, en la provincia de Idlib, último bastión en manos de los rebeldes en Siria, ha provocado un millón de desplazados.
Los europeos, que habían propuesto 1.000 millones de euros más de ayuda y que el gobierno turco rechazó, ven en la decisión turca de abrir las fronteras un chantaje político destinado a obtener apoyo occidental para las operaciones de Turquía en Siria, donde apoya a los rebeldes que el régimen sirio combate.
"Es triste que la UE actúe en contra de sus propios principios apoyando a Grecia que viola la legislación internacional sobre los derechos humanos", aseguró la cancillería turca, que acusa a los 27 de "hipocresía" y de politizar el tema migratorio.
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Grecia segura que no recurre "a una fuerza excesiva" contra los migrantes y que se ha limitado a "reaccionar a las provocaciones" en la frontera.