El 16 de abril de 2015, en el municipio de La Dorada, Caldas, fue hallado sin vida el reconocido ganadero y prestamista Luis Carlos Gómez, de 64 años. Su cuerpo presentaba múltiples heridas con arma cortopunzante y fue encontrado dentro de su vivienda. A su lado, dormía su hija de apenas dos años, Natalia, quien había permanecido junto al cadáver durante dos días. El Rastro investigó este caso en el 2023.Luis Carlos Gómez era un hombre conocido en la región por su actividad ganadera y por prestar dinero, lo que le generaba una buena rentabilidad. En 2010 conoció a Viviana Londoño, una joven de Sincelejo que trabajaba en una cafetería. Él tenía 56 años y ella 20. Tras pocos meses de relación, decidieron formar un hogar. En 2012 se casaron y en 2013 nació su hija Natalia.Luis Carlos había tenido un primer matrimonio del cual nació un hijo. Sin embargo, debido a sus múltiples relaciones extramatrimoniales, su esposa decidió terminar la relación. De esas otras relaciones nacieron otros dos hijos, a quienes siempre procuró apoyar y fomentar la hermandad entre ellos, pese a que no eran hijos de la misma madre.En 2012, con Viviana, veinte años menor, formó una nueva familia. Aunque no todos en su entorno estaban de acuerdo con esa relación, el nacimiento de Natalia marcó un nuevo capítulo en su vida.“Llegué a pensar que la relación entre mi padre y Viviana podría ser un poco por interés, teniendo en cuenta esa diferencia de edad tan abismal y que de una u otra forma mi papá podría darle una mejor calidad de vida a Viviana claramente”, señaló uno de los hijos del ganadero en El Rastro.El hallazgo del cuerpo del ganaderoTras el crimen, una llamada de emergencia alertó a las autoridades sobre una situación extraña en la vivienda de Luis Carlos, ubicada en el barrio Pitalito. Al llegar, encontraron la puerta entreabierta y, al ingresar descubrieron una escena escalofriante: el cuerpo sin vida del ganadero, con heridas de arma cortopunzante y sangre a su alrededor. Junto al cadáver, dormía su hija Natalia, de dos años.“Al lado del cadáver del señor Luis Carlos Gómez estaba una niña de tan solo dos años. Ella permaneció dormida a los pies del cadáver del papá”, relataron las autoridades.La niña no presentaba heridas, pero sí signos de deshidratación. Fue trasladada por el ICBF y posteriormente entregada a su abuela materna, Luz Marina.La madre de Natalia, Viviana Londoño, no se encontraba en la vivienda al momento del hallazgo. Su ausencia generó sospechas en las autoridades y los hijos mayores de Luis Carlos, quienes creían que podría estar relacionada con el homicidio.Sin embargo, Luz Marina, madre de Viviana, denunció su desaparición y no creía en esta hipótesis: “Yo les decía, si ustedes creen que mi hija es culpable, busquémosla hasta encontrarla, pero yo sé que mi hija no tuvo nada que ver con eso.”Dos días después, el cuerpo de Viviana fue encontrado en el caño San Javier, en el municipio de Norcasia. Según las autoridades, fue asfixiada con una bolsa.Una nueva línea de investigación en el crimenDurante la inspección a la vivienda, las autoridades notaron que faltaba una importante suma de dinero: aproximadamente $28 millones que Luis Carlos guardaba en su casa. Este hecho abrió una nueva línea de investigación.Las investigaciones llevaron a Mario Javier Molina, de 36 años, y quien tenía una deuda de $100 millones con Luis Carlos. Este hombre mantenía una relación cercana con el ganadero, aunque los hijos de este no aprobaban dicha cercanía pues tenía mala fama en la zona y se le señalaba de usar sustancias psicoactivas.“Mario no gozaba de buena reputación, que él era una persona que consumía sustancias, era muy vivo en sus negocios”, señaló uno de los hijos del prestamista.Otro de ellos relató en El Rastro las advertencias que le había hecho a su padre: “Le decía a mi papá ‘ten mucho cuidado con esa persona porque por no pagarte puede llegar a hacerte algo, ten mucho cuidado’”, recordó.En marzo de 2016, un nuevo hallazgo explicó todo. “Se encuentra una testigo, ella nos narra cómo el señor Mario planeó citar a la pareja a su lugar de residencia, previo a esto había obtenido una sustancia con la cual iban a mezclar los alimentos que iban a consumir ese día para que la pareja quedara en un estado de indefensión”, afirmaron las autoridades.La testigo era familiar de Mario y aseguró que fue él quien planeó u ejecutó los asesinatos, pero al parecer con ayuda de otros familiares.En marzo de 2016, once meses después del crimen, la Fiscalía capturó a Mario Molina y a su suegra, acusados de homicidio agravado y hurto. Iván Molina, hermano de Mario, también fue investigado por su presunta participación en los hechos.El 19 de julio de 2017, dos años después de los asesinatos, Mario Javier Molina fue condenado a 25 años y Alba Liliana Álzate Molina a 17 años y seis meses de prisión.
Salir a entrenar en bicicleta es para muchos es una pasión, una forma de vida o incluso una carrera profesional, pero puede terminar en tragedia por culpa de la imprudencia, la falta de infraestructura y la ausencia de controles efectivos en las carreteras de Colombia. Séptimo Día conoció las historias de tres ciclistas tanto aficionados como profesionales que son ejemplo de una dolorosa realidad que se repite con frecuencia en las vías del país.Germán Chaves, el sueño truncado de un joven ciclistaGermán Chaves era una joven promesa del ciclismo colombiano. Su talento lo llevó a competir en Europa y a destacarse en competencias nacionales como la Vuelta de la Juventud y la Clásica de Fusagasugá, pero su vida terminó el 4 de junio de 2023, cuando un camión lo atropelló mientras entrenaba en la vía Tunja-Bogotá.Ese día, Germán no estaba solo. Lo acompañaba su padre, también llamado Germán, con quien compartía no solo el nombre, sino la pasión por el ciclismo. Ambos fueron arrollados por el mismo vehículo. Germán hijo murió en el lugar de los hechos. Su padre falleció minutos después, mientras era trasladado a un hospital.Germán había ganado una etapa de la Vuelta de la Juventud en 2017 y, en 2023, se coronó campeón de la Clásica de Fusagasugá. Apenas unas horas después de esa victoria, ya estaba entrenando para su siguiente reto: la Vuelta a Colombia.“Uno de sus sueños era ganarse así sea una etapa en la Vuelta a Colombia o el título”, contó su esposa, pero ese sueño quedó inconcluso.Su hermano recordó el último mensaje que recibió de Germán: “Él me escribió en la mañana que iba a salir con mi papá a entrenar y con el grupo que yo salía todos los domingos”.La tragedia ocurrió a las 12:30 del mediodía. Faltaban solo tres kilómetros para que Germán terminara su entrenamiento. “Llegaron con la ambulancia, lo sacaron, le toqué la cara. El médico no me dio esperanzas de nada”, relató su madre.Karen Daniela Bermúdez, una abogada con alma de ciclistaKaren Daniela Bermúdez tenía 29 años. Era abogada de profesión, pero la pasión que la movía era el ciclismo. Aprovechaba cualquier momento libre para entrenar. En enero de 2025, mientras su familia salía de vacaciones, ella decidió quedarse en Bogotá para intensificar sus entrenamientos pues sus compromisos laborales no le permitían viajar con sus seres queridos.El 6 de enero, Karen se propuso subir al Alto de Romeral, en Sibaté, acompañada por sus amigos Paula Cruz y Manuel Córdoba. A las 3 de la tarde, cuando regresaban a Bogotá, fueron sorprendidos por una grúa que invadió su carril.“Veníamos en fila india, íbamos los tres, cuando vimos de lejos que venía la grúa que iba fuera de su carril, y lo que hicimos fue pegarnos a la línea blanca. El señor siguió acelerando sin importar que íbamos de frente y todo fue cuestión de minutos”, relató Paula Cruz.El impacto fue contundente. Karen Daniela sufrió una grave lesión en la cabeza y murió en el lugar. Sus compañeros intentaron ayudarla, pero ya era demasiado tarde.Su familia espera que se haga justicia en este doloroso caso.Jacqueline, una apasionada por el ciclismo en CundinamarcaEl domingo 2 de febrero de 2025, Jacqueline salió temprano a entrenar rumbo a Mosquera. Eran las 6 de la mañana. Su esposo, William Gómez, la despidió desde la ventana del apartamento. Le preparó un café y la vio partir.“Yo me asomo en la ventana, la veo salir hacia la variante, veo que se monta en la bicicleta, cuando de un momento hay una luz que me refleja como a la ventana de la habitación y digo ¿qué pasó?”, contó William.Jacqueline fue embestida por un vehículo que se desplazaba a alta velocidad. El impacto fue tan fuerte que la arrastró varios metros hasta una zanja, donde finalmente perdió la vida.William corrió al lugar del accidente. “La veo allá en el fondo, en la zanja, el uniforme lo reconocí inmediatamente y ahí fue donde acudí a ver qué había pasado”.El conductor del vehículo se fugó. La única pista era un espejo retrovisor que quedó atrapado entre los restos de la bicicleta. Gracias a esa evidencia, las autoridades lograron identificar al responsable."Posteriormente, realizando unas labores de vecindario, se ubica el conductor y se ubica el vehículo", afirmó el intendente John Alexander Mesías, investigador asignado a este caso. "Efectivamente las partes que se recogieron en la carretera concuerdan al 100% con las partes del vehículo", confirmó William.William, sin embargo, tiene una hipótesis: “Yo pensaría que venía en estado de embriaguez y sobre todo en esas horas de la madrugada de los sábados, de los domingos que es como cuando más concentradas están esas discotecas y rumbas”.Según las investigaciones, el hombre que conducía el vehículo que arrolló a Jacqueline sería José Ramón Duque Plaza, de ciudadanía venezolana. Este trágico hecho aun es materia de investigación.Las historias de Germán, Karen Daniela y Jacqueline no son casos aislados. Cada semana, ciclistas en Colombia son víctimas de accidentes viales, muchos de ellos fatales. Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en el 2024, 480 ciclistas murieron.
La muerte sigue siendo un tema rodeado de miedo, tabú e incertidumbre. Camilo Jaramillo la sintió de cerca cuando se convirtió en uno de los tres únicos sobrevivientes de la masacre de Oporto, en Medellín. El 23 de junio de 1990, un grupo de hombres encapuchados irrumpió en el bar y asesinó a sangre fría a 25 personas que se encontraban allí.En Los Informantes relató cómo vivió esas horas de horror, lo que ocurrió aquella noche y cómo esa experiencia marcó un giro radical en su vida: dejó la carrera de Administración de Empresas, pasó por el Diseño Gráfico y se dedicó por completo a la tanatopraxia.La decisión de estudiar tanatopraxiaCamilo Jaramillo aseguró que desarrolló una profunda empatía que le permite comprender el dolor que atraviesan las familias cuando pierden a un ser querido. Además, recuerda que en su infancia su abuelo solía llevarlo a visitar a un amigo, dueño de una de las funerarias más tradicionales de Medellín, una experiencia que, sin saberlo, sembró en él una conexión temprana con ese mundo.Después de graduarse como diseñador gráfico, decidió viajar a Estados Unidos para especializarse en el embalsamamiento de cuerpos. “La carrera es Licenciatura en Ciencias Funerarias, Mortuorias y Dirección Funeral. Tiene varias variantes y un componente que es embalsamiento, que es una base médica que incluye anatomía, bioquímica, biología, técnicas de restauración”, relató.Para su familia fue difícil aceptar el nuevo rumbo que tomó, algunos creyeron incluso que todo eso se debía a un trauma luego de lo sucedido en Oporto. Sin embargo, Camilo enfatizó que “yo no trabajo con muertos, yo trabajo con los vivos, yo trabajo con las familias, yo trabajo con la gente. Hago labores de preservación de las personas sin vida para presentarlos, pero todo mi trabajo se centra en los vivos”. Aun así, reconoce que trabajar con la muerte requiere una verdadera pasión.¿Qué pasa con el cuerpo cuando muere?Este experto explicó que su trabajo no se limita a coordinar servicios funerarios y acompañar los rituales de despedida. También dicta clases de tanatopraxia y, a pesar de sus múltiples responsabilidades, nunca ha dejado de realizar embalsamientos.Trabajar con la muerte le ha permitido derribar varios tabúes y comprenderla como una parte esencial de la vida. Además, explicó que cuando una persona fallece, comienza “una serie de cambios físicos y químicos” en el cuerpo propios del proceso natural.“El estancamiento de la sangre, entonces hace que en el cuerpo aparezcan lividez, o sea, manchas donde la sangre se gravita. El cuerpo empieza a generar rigidez. No es que el cuerpo por sí solo se enfríe, si no que el cuerpo ajusta la temperatura al medio donde está”, aseguró.Además, agregó que: “El cuerpo se puede mover por esa rigidez, porque estuvo en una posición incómoda, por decir, quedó un brazo apoyado y de pronto lo suelto y hay mucha rigidez, entonces por la presión hace que se levante. Ver eso asusta”.Mientras trabajaba en la funeraria, Camilo Jaramillo conoció a su esposa, quien también es técnica en tanatopraxia. Juntos tienen un hijo de 9 años.La noche de la masacre en el bar OportoLa noche del sábado 23 de junio de 1990, Camilo Jaramillo, de 21 años, salió a compartir con sus amigos en el bar Oporto, en Medellín. Ese mismo día, la selección Colombia había perdido un partido decisivo en el Mundial de Italia 90.Al lugar llegaron al menos 15 hombres encapuchados y armados con fusiles. En un principio, muchos creyeron que se trataba de un secuestro, pero en cuestión de minutos todo se transformó en una tragedia. “Sentimos una mano de disparos afuera... nos tiramos al fondo del local, que Juan Diego (el hijo del dueño) nos dijo ‘por aquí’, por la parte de atrás que había como un cuartico y por ese cuartico había una calle que daba a la parte posterior de la de la taberna, pero cuando se logró abrir la puerta había ya un tipo al otro lado con un arma”, recordó Camilo sobre uno de los momentos que marcó su vida para siempre.Esa noche, los atacantes sacaron a los asistentes del bar, separaron a hombres y mujeres, y obligaron a los primeros a tenderse boca abajo en el suelo del parqueadero de la discoteca. En medio del horror, las balas retumbaban en sus oídos. Camilo recibió nueve impactos de bala en el cuerpo y permaneció inmóvil, hasta asegurarse de que los asesinos se habían ido.“Entre un disparo y el siguiente yo sentía como si pasara una hora, yo pensaba como ‘estoy vivo, ese no fue’...Yo me hice el muerto, yo tenía la cara llena de sangre de los que mataron al lado”, contó a Los Informantes.La investigación por la masacre de Oporto prescribió. Aunque extraoficialmente se señaló a Pablo Escobar como autor intelectual, versiones más recientes apuntan a miembros del Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional como presuntos responsables.Aquella noche, Camilo no solo sintió el miedo de morir, también perdió a sus amigos. Hoy, en el lugar donde ocurrió la masacre, no hay una sola placa en memoria de las víctimas, y la justicia colombiana nunca actuó.
La ambición por el dinero es, en muchos casos, el detonante de lamentables crímenes que dejan familias destruidas y llenas de dolor. El Rastro conoció dos historias impactantes en las que el deseo de plata llevó a personas cercanas a sus víctimas a cometer actos inimaginables. Así ocurrió con el ganadero y prestamista Luis Carlos Gómez, su esposa, y, en un hecho aislado, con el comerciante Hugo Alirio Álvarez.Niña de 2 años quedó huérfanaEn La Dorada, Caldas, el reconocido ganadero y prestamista Luis Carlos Gómez, de 64 años, fue asesinado en su casa y durante dos días su hija de 2 años estuvo junto a su cadáver. El crimen ocurrió el 16 de abril de 2015 y la primera hipótesis apuntaba a que su esposa, y madre de la niña, podría estar relacionada con los hechos, pues inicialmente no encontraban rastro de ella.Luis Carlos Gómez tenía hijos de relaciones anteriores,siempre veló por su crianza y fomentó entre ellos la hermandad. En 2012 se casó con Viviana, veinte años menor, con quien en 2013 tuvo una hija llamada Natalia, aunque no todos estuvieron de acuerdo con esa relación.“Llegué a pensar que la relación entre mi padre y Viviana podría ser un poco por interés, teniendo en cuenta esa diferencia de edad tan abismal y que de una u otra forma mi papá podría darle una mejor calidad de vida a Viviana claramente”, afirmó en El Rastro uno de los hijos de Luis Carlos. Sin embargo, dejando de lado las dudas, el nacimiento de la pequeña Natalia le cambió la vida y gozaba de una buena relación con su familia, mientras la bonanza de sus negocios le permitía estar tranquilo económicamente.Pero todo cambió de la noche a la mañana, un llamado de emergencia el 16 de abril de 2015 sacudió a la comunidad del barrio Pitalito, en el que vivía el prestamista junto a su familia. Cuando ingresaron a la vivienda, que se encontraba con la puerta entreabierta, hallaron una escalofriante escena: el cuerpo sin vida de un hombre, con múltiples heridas de arma cortopunzante y sangre a su alrededor. Además, la pequeña de 2 años llevaba dos días al lado del cadáver. En la escena del crimen había un cuchillo y un fragmento de una hoja de un bisturí, que serían las armas con las que le causaron las lesiones.Las autoridades cuestionaban por qué Viviana, la mamá de la niña y esposa de Luis Carlos, no aparecía, y lo mismo se preguntaban los hijos mayores del prestamista. La Policía inició la investigación, teniendo en el radar a la mujer, pero dos días después el hallazgo de un cuerpo en un caño cerca de Norcasia los desconcertó.“Yo les decía, si ustedes creen que mi hija es culpable, busquémosla hasta encontrarla, pero yo sé que mi hija no tuvo nada que ver con eso”, relataba la mamá de Viviana. Lamentablemente, la encontraron sin vida en el caño San Javier de Norcasia. Al parecer, la asfixiaron con una bolsa.Con este hallazgo, las investigaciones de las autoridades prosiguieron hasta que lograron develar que Mario Javier Molina, un deudor de 100 millones de pesos con vínculos cercanos a Luis Carlos, planeó el crimen junto a su familia: lo envenenaron y luego lo mataron violentamente. Viviana fue también estrangulada para ocultar el rastro.En marzo de 2016, la Fiscalía capturó a Mario Molina y su suegra, acusados de homicidio agravado y hurto. Iván Molina, hermano del sujeto, fue investigado por su presunta participación.Un crimen disfrazado de secuestroOtro caso que conoció El Rastro fue el de Hugo Alirio Álvarez. Su desaparición, ocurrida en pleno confinamiento por la pandemia del COVID-19, sacudió a su familia, amigos y a toda una comunidad que lo conocía como un comerciante honesto, trabajador y sin enemigos. Lo que en un inicio parecía un secuestro, terminó convirtiéndose en un caso de homicidio premeditado que dejó al descubierto un complejo entramado de traición, resentimiento y violencia.Todo comenzó el 14 de junio de 2020. Hugo se desplazaba hacia su conjunto residencial en el sur de Bogotá cuando fue interceptado por varias personas. La escena fue registrada por cámaras de seguridad: “Detrás de la camioneta iban unas personas. Al ver que la camioneta se detiene, abordan a la víctima y se lo llevan. Ahí miramos el secuestro”, relató Edwin Casallas, investigador del Gaula.El hecho fue reportado a las autoridades y de inmediato se activaron los protocolos de búsqueda. Un vecino alertó a Sandra Liliana Loaiza, expareja de Hugo, sobre lo ocurrido. Aunque al principio pensó que era una falsa alarma, al revisar los videos de seguridad confirmó que su excompañero había sido forzado a bajar de su vehículo.El misterio se profundizó al día siguiente, cuando la camioneta de Hugo apareció abandonada. Las cámaras mostraron a uno de los implicados arrojando los tapetes del vehículo a un caño. Paralelamente, la Policía entrevistó a Elizabeth Rodríguez Ruiz, pareja actual de la víctima, quien afirmó haberlo acompañado a almorzar horas antes y luego haberse ido a su casa. En ese momento, no existían indicios sólidos para vincularla al caso.Días después, un ciudadano alertó a la Policía sobre un cuerpo sin vida hallado gracias al ladrido de su perro. El cadáver presentaba múltiples heridas de arma cortopunzante y fue identificado por los hijos de Hugo. A partir de allí, la investigación tomó un nuevo rumbo. Las autoridades solicitaron los registros de ubicación de los teléfonos de personas cercanas a la víctima, incluyendo a Elizabeth Rodríguez, su expareja Sandra Loaiza, y un amigo. Pero la prueba que marcaría un antes y un después llegó casi un año después: una carta anónima.Ese documento, recibido por un familiar de Hugo, señalaba directamente a Elizabeth y a sus hijos, Claudia Marcela y Jhonnathan Stiven, como responsables del asesinato. Las sospechas se fortalecieron al descubrir que ambos jóvenes tenían antecedentes por riñas y comportamientos violentos, y que acostumbraban portar armas. Además, el rastreo de sus teléfonos los ubicó en la escena del crimen.La revelación más impactante vino por parte de Alejandro, hijo de Hugo, quien recordó un episodio ocurrido el mismo día de la desaparición. Según relató, Elizabeth fingió un desmayo frente a la casa de su padre: “Yo le quité la chaqueta para que pudiera respirar mejor y tenía un fajo de billetes entre la pretina del pantalón. Eran unos 20 millones de pesos o más”. Este detalle levantó aún más sospechas sobre las verdaderas motivaciones detrás del crimen.Finalmente, en julio de 2022, las autoridades capturaron a Elizabeth Rodríguez y a sus dos hijos. Durante los interrogatorios, ella confesó que “tenía un resentimiento contra Hugo”, debido a que sospechaba una relación entre él y Sandra Loaiza. Aceptó haber sido la autora intelectual del crimen y confesó haberle suministrado un medicamento a Hugo para dejarlo inconsciente antes de que sus hijos perpetraran el asesinato.Un año después, el 13 de julio de 2023, tras llegar a un preacuerdo con la Fiscalía, Elizabeth, Claudia Marcela y Jhonnathan Stiven fueron condenados a 18 años de prisión por secuestro y homicidio agravado.
Este es el otro gran protagonista que por estos días se toma a la capital del Valle del Cauca. Dentro del Festival de Música Petronio Álvarez no solo hay espacio para la música, la comida también es un invitado infaltable dentro de este gran evento. La organización ha dispuesto como cada año de un gran pabellón la gastronomía en donde se pueden encontrar todo tipo de exquisitas preparaciones. Así mimo, miles de personas fueron las que asistieron a la Unidad Deportiva Alberto Galindo, en el sur de Cali, para deleitarse con los sonidos del Pacífico. De esa manera se dio inicio al concurso en el que participan 20 agrupaciones en cinco diferentes categorías. Igualmente, el domingo 18 de agosto, dentro de esta festival se va a llevar a cabo una presentación especial entre la famosa agrupación Herencia de Timbiquí junto con la filarmónica de Cali. Descargue la programación del XXIII Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. Vea también: En manos de los más jóvenes se vivió primera jornada del Festival de Música Petronio Álvarez “Petronito” prendió la rumba en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez La "madre de los sabores" que lucha por preservar la sazón ancestral del Pacífico
La actriz vallecaucana, quien vive su vida libre de prejuicios, dejó perplejos a muchos de sus seguidores con la particular fotografía. Valentina Lizcano, quien hace apenas unos días cambio su look, aprovechó el tradicional jueves de TBT para compartir con sus seguidores, una vez más, el amor que tiene por el mar. Sin embargo, en esta ocasión, recurrió a una foto donde muestra uno de sus atributos físicos cubierto de arena. “#TBT del lugar que más amo en el mundo. El mar y yo con mis nalgas carentes de inteligencia, ética y moral, pero llenas de arena y Libertad. Jejejeje", escribió la popular actriz caleña, junto a la imagen que publicó en Instagram. Como de costumbre, la publicación generó la reacción de miles de sus más de 1,4 millones de seguidores en dicha red social. Muchos se dejaron tentar por la sensual figura de Valentina, pero también hubo quienes destacaron, sobre todo, su personalidad. “Divina. No porque estés en traje de baño, sino por tu forma de ser, el aura pura que transmites. Dios te bendiga siempre. Éxitos”, comentó, por ejemplo, el usuario @marliotriana. Hermosa y talentosa, pero también auténtica, así es Valentina Lizcano, quien, además, da ejemplo de lo que significa llevar una vida libre de cualquier clase de prejuicios. Vea también: Valentina Lizcano decidió cambiarse el look y casi se desmaya con el resultado
Esta mujer fue la primera cocinera tradicional en llevar la comida de esta región del país al paladar de los caleños. Maura de Caldas nació en Guapi, municipio ubicado en el departamento del Cauca, lugar donde también aprendió de su abuela, desde que tenía 6 años, los secretos y las historias que rodean los sabores del Pacífico. Siendo joven, se trasladó a la ciudad de Cali, y mientras que se desempeñaba como maestra de primaria y estudiaba biología y química, decidió hacer una pausa y buscar un espacio, que más adelante se convertiría en el primer restaurante de comida del Pacífico en la capital del Valle del Cauca al cual llamó "Los Secretos de Mar". “Aquí no vendían comida de mariscos en ningún restaurante cuando yo llegué en el año de 1959 a Cali”, asegura Maura. Según relata, fue bastante difícil empezar porque la gente “le tenía miedo a los mariscos y al pescado, por la espina”. Sin embargo, en poco tiempo los caleños y forasteros se enamoraron de su sazón. “En Tumaco, hay otro pescadito que le dicen 'tumbacatre', entonces yo hice la crema de tumbacatre de ese ingrediente y le anexé huevos de pescado y la leche de coco, entonces me quedó delicioso”, anotó. Uno de los 48 platos que hacían parte de la carta de su restaurante, es el famoso arroz "endiablao”, al que le agregó un refrito de mariscos y mucho achiote, un pigmento natural que también es creación de ella. La "mamá de los sabores" recibe casi a diario, en su casa, a otras cocineras para que sean las próximas portadoras de esta tradición que, para ella, merece ser reconocida a nivel mundial. Así mismo, la comida del Pacífico es considerada como la más sana del mundo, es una cocina que no lleva ningún químico. “Nosotros en el Pacífico utilizamos solo lo que la naturaleza nos provee, las hierbas de azotea y el coco”, aseguró la cocinera tradicional. Y, como ella manifiesta, lo más importante es el amor que se debe impregnar en cada preparación. “Cuando usted va a preparar un pescado y no tiene nada, échele salecita y háblele, dígale: Quiero que me regalés tu sabor, que quede delicioso, que la gente que te coma quede amándote”, manifestó. A sus 81 años Maura de Caldas ha recibido decenas de reconocimientos en diferentes países, es catalogada como la más grande cocinera que tiene el Pacífico y, a donde quiera que vaya, siente que tiene la misión de compartir sus saberes y, por estos días, lo hará en la versión número 23 del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. "El Petronio es una ventana al mundo, no solo para Colombia, para al mundo, además de la importancia que se le ha dado a la comida y a la música del Pacífico", dijo. Con una copa de viche en la mano, Maura brinda por la vida como más le gusta, cantando. Vea tambíen Festival Petronio Álvarez 2019 puso a vibrar a Cali con su primera noche de concurso musical En manos de los más jóvenes se vivió primera jornada del Festival de Música Petronio Álvarez
Unas 3.000 personas asistieron a la Unidad Deportiva Alberto Galindo, en el sur de Cali, para deleitarse con los sonidos del Pacífico. Luego de la inauguración por parte de niños y jóvenes con el denominado “Petronito”, el XXIII Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez dio a inicio al concurso en el que participan 20 agrupaciones. “Una plataforma en la que, por primera vez, nosotros trajimos una propuesta como la de Rancho Aparte. Una propuesta que desde sus inicios hablaba de unos nuevos sonidos en la música tradicional chocoana”, afirma Dinko Manute, director de la agrupación. Los grupos que clasificaron al concurso están conformados por 220 artistas, que estarán en escena y compiten en cinco modalidades. Algunos de ellos vinieron desde diferentes lugares de Colombia para sentir como propia la música del Pacífico colombiano. Es el caso de Pauli Páez, vocalista de una de las agrupaciones participantes y quien es oriunda de la Costa Atlántica. “Soy monteriana, soy costeña, pero amo la música del Pacífico y aquí estamos. El Pacífico es Colombia, el Pacífico lo es todo", asegura. La moda característica de la cultura afrocolombiana engalanó la noche del pasado jueves 15 de agosto de 2019. “Decidí vestirme así porque soy bailarín maquillador y activista afro y concentro la cultura africana en mi sangre, en mis venas”, dijo Carlos Cosón, participante del Petronio. Fue así como los asistentes y participantes se gozaron la primera noche de concurso en el Petronio Álvarez, un festival que conecta el pasado y presente de toda una cultura y evoca la ancestralidad con cada melodía nacida desde las entrañas del Pacífico. Descargue la programación del XXIII Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. Vea también: En manos de los más jóvenes se vivió primera jornada del Festival de Música Petronio Álvarez “Petronito” prendió la rumba en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez
Decenas de niños se preparan arduamente y por varios meses para dar lo mejor de su talento dentro de este magno evento musical. El “Petronito” se creó desde hace 12 años por la Secretaría de Cultura de Cali para resguardar la memoria musical de la región Pacífica. Aquí, niños y jóvenes de diferentes agrupaciones musicales tienen un espacio para exponer su talento y amor por sus raíces. “No podemos dejar perder la tradición si esto es ¡el alma!, ¡la cultura!, si perdemos la parte tradicional no estamos en nada”, expresó Gladys Beatriz Bazam, maestra de un grupo. Más de 100 niños y jóvenes de diferentes comunas de Cali hacen parte de los semilleros y dedican varias horas al día para formarse como los nuevos portadores de esta tradición musical. Para Brayan Angulo, un marimbero de 17 años y que aprendió a usar este instrumento desde los 4, manifestó que se siente orgulloso de estar en este importante festival. “Es muy bonito estar tocando, que todo el mundo le guste y que comiencen a saltar y a bailar”, anotó. Estos niños se han interesado por promover la cultura y el folclor pacífico a través de sonidos e instrumentos como el bombo, la marimba, el conuno y el guasá. Andrea Juliana Serna es una heredera de la tradición del litoral que, a sus 11 años, divide su tiempo entre la escuela y la música. “Yo saco tiempo para los deberes de mi escuela primero y ahí sí saco mi tiempo para el folclor pacífico y hacer lo que yo amo”, comentó. Se calcula que para esta versión asistan alrededor de 70.000 personas. Así mismo, este festival musical y cultural ira hasta el próximo 19 de agosto del 2019 en el la Unidad Deportiva Alberto Galindo, ubicada en el sur de la capital del Valle del Cauca. Descargue la programación del XXIII Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. Vea también “Petronito” prendió la rumba en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez
Muchos cayeron rendidos no solo por el mensaje que la presentadora vallecaucana envió, sino la imagen que difundió. La hermosa y popular Carolina Cruz, quien acostumbra a compartir mensajes y muchos momentos de su vida en redes sociales, ahora decidió despojarse de algo de ropa para hacer reflexionar a sus seguidores respecto a la felicidad. La presentadora, exreina y empresaria caleña publicó una fotografía, en su cuenta de Instagram, donde aparece acostada sobre lo que parece un mueble y vistiendo una sensual lencería de color rojo, por la que llegó a ser calificada de “matadora”. “No dejes que el mundo te endurezca, no dejes que la amargura te robe dulzura. Aunque el resto del mundo no esté de acuerdo sigue siendo FELIZ”, escribió la vallecaucana junto a la imagen. La publicación enamoró a miles en cuestión de pocas horas y generó centenares de comentarios, sobre todo, de adulación hacia Carolina. “¡Ufff, Carito! Aunque no simpatizo mucho con el rojo, a ti te queda fenomenal… matadora”, escribió el usuario @jimenezpolania. Otro de los usuarios que reaccionó ante el mensaje de la vallecaucana fue @katiusk_knela, quien le agradeció al decir que “esas eran las palabras exactas que necesitaba”. Es así como Carolina Cruz cautiva a sus seguidores, mensajes cargados de positivismo, pero acompañados de una dosis de sensualidad.
Dentro de los pabellones dispuestos este año, se pueden encontrar comidas típicas, bebidas autóctonas, modas, peinados, artesanías, entre otras opciones. En la noche de este 14 de agosto del 2019 se dio apertura de la versión número 23 del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez en Cali. Este año el evento contó con la particularidad de incluir el llamado "Petronito" dentro del gran festival, pues en versiones pasadas se hacía unos días antes, con la intención de que más visitantes puedan disfrutar del talento de los niños. Así mismo, este festival musical y cultural ira hasta el próximo 19 de agosto del 2019 en el Coliseo El Pueblo, ubicado en el sur de la capital del Valle del Cauca. Descargue la programación del XXIII Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez.
La rubia deleitó a sus seguidores en redes sociales con una sugestiva fotografía. Por medio de la red social Instagram, la bella modelo caleña Elizabeth Loaiza volvió a mostrar todos sus atributos físicos. En ropa interior negra y muy cómoda sobre una cama se le ve a Elizabeth, quien recientemente oficializó su candidatura como concejal de Bogotá. “Que todo fluya y que nada influya”, fue el mensaje en la foto que la vallecaucana compartió con su más de millón y medio de seguidores. Como era de esperarse, la fotografía fue un total éxito, ya que hasta la noche de este miércoles tenía más de 35 mil corazones y alrededor de 326 comentarios, de los cuales algunos fueron muy respetuosos y otros subidos de tono. Igualmente, esta modelo oriunda de la Sucursal del Cielo es considerada, por muchos, como una de las más bellas y conocidas de Colombia.
Un grupo de jóvenes de Buenaventura decidió unir sus instrumentos y sus voces para crear un nuevo ritmo al que llaman "marimnato", una mezcla del acordeón del Atlántico y la marimba del Pacifico colombiano. En la Costa Pacífica, la música siempre trae nuevas creaciones y sorpresas, el flolclor integra nuevos instrumentos y ritmos con toques cada vez más comerciales. Así nace el grupo Unión Vallenata y el marimnato. Jeyson Valencia, marimbero de profesión, explica que el marimnato es la unión de dos culturas, la de la marimba y el acordeón. Este grupo ya cuenta con un video musical llamado Sueños de Amor, que fue grabado en las hermosas playas de Buenaventura, tierra natal de todos los integrantes del grupo. El director de Unión Vallenata, Andrés Felipe Paz, expresó que todo trabajo de marimnato va a ser para mostrar “lo bonito de nuestra ciudad”, además para que Colombia y el mundo sepa que aquí en Buenaventura hay playas bonitas y un buen talento musical. Y así como otro grupos del Pacífico, que se destacan con su música, estos jóvenes quieren poner a gozar a mucha gente con esta particular fusión. El marimnato es un ritmo que ya causa sensación en el puerto vallecaucano y Unión Vallenata espera, con este ritmo, ser la sensación en el resto del país.
Esta obra fue dirigida por el director colombo-ecuatoriano Alejandro Landes. "Monos" continúa su recorrido y el turno esta vez fue para la ciudad de Cali, en un evento que reunió a unos cuantos afortunados que pudieron ver la cinta un día antes de su estreno nacional. Algunos espectadores compartieron su opinión luego de ver este filme grabado en paisajes colombianos. Uno de ellos, Javier Aristizábal, comentó que "para cualquier ser humano esta película es la definición de lo que no es la paz". "Es una cadena de horror la que acabamos de ver y yo todavía estoy realmente impresionado”, anotó. Por su parte, Rosa Elvira Ramírez, otra asistente, expresó que le gustó mucho la actuación de uno de los actores, las tomas de los paisajes y consideró que “en el país hay mucho talento”. La periodista Paola Guevara, quien también fue al exclusivo preestreno, concluyó que esta película le generó una sensación de compasión. “Es una película muy dura, te muestra lo que es un país que no abraza la paz, estos niños cuidando secuestrados, familias replicando la violencia, entonces no es una historia convencional que hayamos visto”, precisó. "Monos" estará en la gran pantalla desde este 15 de agosto en las salas de Cine Colombia.