Los pigmentos rojos y verdes son los más difíciles de quitar, como explica la dermatóloga Mónica Paredes.
Conozca el viacrucis de un joven que en un impulso se tatuó una gigantesca telaraña de 15 centímetros en su codo y ahora está arrepentido. Asegura que el proceso es doloroso y costoso.
¿Cómo funciona? Pues un láser se encarga de fragmentar el pigmento. Sin embargo no es una tarea fácil ni rápida. Incluso, quitar el tatuaje más sencillo, puede tardar bastantes meses.
El paciente debe asistir a las sesiones cada dos meses. En cada una el procedimiento, que se hace bajo anestesia local, dura de 20 minutos a una hora.
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Al final, no hay cicatrices ni manchas.