El viaje musical de Fruko, la leyenda de la música tropical en Colombia

Julio Ernesto Estrada Rincón, conocido en el mundo del entretenimiento como Fruko, fue un apasionado de la música desde pequeño. De ascendencia cubana, en su sangre corre el sonido tropical que lo ha acompañado durante toda su vida.

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Dos de sus tíos eran ingenieros de sonido, por lo cual a temprana edad tuvo encuentros con grandes grupos. Inquieto, comenzó a hacerse notar de los músicos que trabajaban con sus cercanos. "Justo ahí, en El Naranjal, veía a Lisandro Meza, al Chico Cervantes, a John Mario Londoño, a César Castro, a todos los integrantes de Los Corraleros de Majagual ensayando ahí La burrita y La yerbita", acotó el historiador musical Hernán Darío Usquiano.

Pese a que su sueño no era ser músico, el tener acceso a todos esos instrumentos con los que trabajaban las bandas encendió su curiosidad, por lo cual, cuando estas se iban del estudio, él comenzaba a imitar los movimientos que veía que hacían. "Fruko era un muchachito que llegaba cuando grabábamos y estaba ahí neceando y lo mandábamos a que nos trajera café", recordó el cantautor colombiano Alfredo Gutiérrez.

Eventualmente entró a Discos Fuentes, donde según sus cercanos, se volvió el consentido de Antonio Fuentes, fundador de la disquera. "Para mí ese es un gran maestro, que construyó el sello más importante de música tropical en el mundo. Hoy lo recuerdo con mucho cariño", expresó Fruko.

Un día, se atrevió a dar una idea en el estudio, lo cual mostró su gran oído. Con ello comenzaron a trabajar en Nuevo Ritmo, un LP de Los Corraleros que marcó su entrada a la escena musical. Ese ritmo los llevó al éxito, por lo cual Estrada, con solo 15 años, llegó a Nueva York con Los Corraleros de Majagual para participar de las grandes ligas de la música.

Fue el mismo Lisandro Meza el que le dio su apodo, puesto que le recordaba al muñeco de la fábrica de conservas. Aunque al principio lo escribía Fruco, decidió cambiar la letra C por una K, para así distanciarse de la tradicional salsa de tomate.

Siguió creciendo y emprendió su propio proyecto, el ahora mítico Fruko y sus tesos, una orquesta que, según él, le permitió ser pionero en la música tropical. Desde su primer éxito, A la memoria del muerto, el camino fue imparable.

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