El silencio en salones y pasillos vacíos en el colegio de su fundación, por cuenta de la pandemia del coronavirus COVID-19 , llenan de nostalgia a Jeison Aristizábal, el caleño que, pese a su parálisis cerebral, le devolvió la esperanza a cientos de niños en condición de discapacidad en el Distrito de Aguablanca en Cali.
“Es un esfuerzo de 20 años y ver todo quieto, sin niños, que los niños son el alma de la fundación, le da a uno tristeza”, señala.
Jeison, quien además es abogado, aseguró que, debido a la pandemia, los ingresos que recibe su fundación Asodisvalle para atender a los menores se han visto disminuidos.
“La fundación se sostenía de conferencias. Yo dictaba conferencias a empresas y esas empresas pagaban, todas las empresas pues no han hecho eventos, entonces no ha habido dinero de conferencias”, dice.
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Pero ante las dificultades, Jeison siempre tiene una sonrisa y, ahora, en medio de la pandemia y como muchos lo han hecho, se ha reinventado.
Armado de optimismo y valor, Jeison y su fundación se las ingenian para estar más cerca de los niños. Durante la cuarentena, están ofreciendo clases y terapias virtuales, además de entregar mercados a las familias que más lo necesitan.
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“Hoy, necesitamos del apoyo del Ministerio de Cultura para que nos permita hacer el autocine y recaudar fondos. Y también hemos diseñado un programa que se llama bonos de emergencia educativa porque muchos de los niños, no solo de la fundación, sino de toda Aguablanca, no tienen cómo recibir clases virtuales”, afirma.
Solidario y soñador, así es Jeison, el héroe que inspira desde el oriente de la capital del Valle del Cauca a trabajar por uno de los sectores sociales que vive aislado desde antes del confinamiento.
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