Los pescadores denuncian que palmeros y bananeros están desviando los ríos para sus cultivos, dejando sin agua dulce el complejo cenagoso.
La Ciénaga Grande de Santa Marta es considerada uno de los humedales más importantes de Colombia, un santuario ecológico donde conviven más de doscientas especies de aves endémicas y migratorias.
Recibe agua salada del mar que se mezcla con el líquido dulce que tributan los ríos, que bajan de la sierra nevada y el río Magdalena por medio de caños.
La muerte de mamíferos acuáticos, considerados una especie amenazada, y la sorprendente mortandad de peces son el síntoma de varias dolencias que están matando a la ciénaga.
Las comunidades ribereñas han registrado y denunciado el hecho que tiene en jaque el ecosistema local. Han destruido, en varias ocasiones, las talanqueras que los finqueros construyen para desviar los ríos a sus predios.
“Ellos lo que hacen es inyectarle energía, agua fría y muchísima corriente y se está quedando el agua atrapada en las zonas de importancia agroindustrial como los cultivos de banano y de palma”, asegura Sandra Vilardy, bióloga.
La ciénaga es fuente alimentaria de los habitantes de la zona, pescadores que viven de esta actividad y padecen extremas condiciones de pobreza.
“Duele porque a veces uno no lleva la comida para los pelaos y mire, tanto pescado muerto y uno padeciendo”, señala José Parodys, pescador.
Miles como José están contra las cuerdas por la sequía, pero sobre todo por la indolencia de los que, desde hace años, decidieron robarse impunemente los ríos, desatando una emergencia social y ambiental que aún no tiene solución.
Updated: marzo 05, 2019 09:30 a. m.