Denuncian discriminación y hasta agresiones. Ganan dinero vendiendo café, caramelos y en otras ocasiones se ven obligados a la mendicidad.
Nicol, una de las extranjeras, cuenta que llegó hace dos meses y medio a Medellín, vivía en Caracas y su vida estaba llena de comodidades.
Hoy se gana la vida vendiendo café en un mercado del Parque de Bolívar, en el centro de la ciudad.
Ese lugar es uno de los puntos que algunos venezolanos han encontrado para rebuscarse con qué subsistir.
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Algunos venezolanos afirman que han sido discriminados cuando ejercen su trabajo en la capital antioqueña, donde cerca de 40 mil venezolanos sueñan con tener una mejor calidad de vida.