Con arma de fuego intimidaba a los empleados y se llevaba todo lo de valor. Su último golpe fue en La Esmeralda, pero lo capturaron.
El sujeto entraba con el rostro cubierto a las tiendas y obligaba a que cerraran los locales para poder empacar dinero, celulares y otros objetos de valor.
Los propietarios de las tiendas le hicieron seguimiento, pues había robado en locales del centro, norte y occidente de la ciudad.
En su último robo, el sujeto escapó en la bicicleta que siempre llevaba, pero las autoridades lo capturaron y fue puesto a órdenes de la Fiscalía.
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