En una exclusiva zona comercial de Bogotá, en la calle 109 entre la avenida 19 y carrera 15, la situación ha sido crítica por la emergencia del coronavirus para muchos establecimientos. De la mayoría de lujosas tiendas, restaurantes y lugares excéntricos hoy solo se ve el cascarón.
Pero hay una panadería gourmet en la que a la vez que publicitan sus productos, de paso dejan mensajes entusiastas para que crezca el ánimo.
“Este momento es de sobrevivir, no es de reinventarse, primero hay que sobrevivir y para eso hay que atacar, hay que ser guerrero, hay que ser colombiano”, dice Jaques, ciudadano francés radicado en Bogotá y dueño del establecimiento.
A Jaques su acento extranjero ya casi no lo delata, acumula 30 años de vivir en Colombia y por estos días ha tenido que amasar su negocio con una tenacidad de alta pureza colombiana.
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“Todos los días debo más plata, pero por lo menos estoy pagando a sus familias el sustento diario. Este es el objetivo, que de esta salimos. Eso es el empuje colombiano que tenemos”, cuenta.
Inclusive él mismo ha tenido que salir a repartir pan a domicilio y no en bicicleta como lo hace su mesero.
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“Yo salgo todos los días a repartir. Tengo un carro de lujo que no he podido vender y en ese carro yo voy y reparto”, expresa.
Como este pastelero hay muchos que en ese sector de vitrinas elegantes libran de puertas hacia adentro una dura guerra silenciosa, la de la supervivencia.