El alcalde de Bogotá está en desacuerdo con esa posibilidad, que sería planteada por el presidente Iván Duque en la política de seguridad ciudadana.
Enrique Peñalosa consideró que el cambio gradual de la Policía de Tránsito representaría un retroceso para la ciudad.
La política de seguridad ciudadana contempla, además, el desarme ciudadano con la penalización al porte de armas blancas, ya que solo en la capital colombiana el 30% de los hurtos se comete con ellas.
“Por ejemplo, podríamos sancionar drásticamente a los que portan estas armas, no junto a su casa, porque puede estar cortando piña, pero si está en transporte público o si está en un bar y está tomando, entonces son agravantes”, resaltó el alcalde.
Y es que en lo que va de año, en Bogotá se han decomisado 118.876 armas blancas, un promedio de 317 al día.
Otro aspecto que plantea la política de seguridad de Duque tiene que ver con incrementar el pie de fuerza en las calles. Solo para el caso de la capital hay un déficit de uniformados de alrededor de 9 mil.
“Cerca del 17, 18% de los policías está en labores administrativas (…) El gobierno nacional tendrá que hacer un esfuerzo por dotar, desde el punto de vista administrativo, otro personal más dedicado a labores administrativas”, dijo al respecto Hugo Acero, secretario de Seguridad designado por Claudia López.
Sin embargo, Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, consideró que “realmente lo que necesitamos es mayor nivel de inteligencia por parte de la Policía para que se puedan focalizar los esfuerzos”.
“Mayor policía en la calle da mayor percepción, pero no necesariamente más seguridad”, agregó.
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