Colombia podrá despedirse del maestro Fernando Botero, luego de que su familia confirmara que los restos mortales del artista colombiano serán trasladados al país para recibir honores en Bogotá y Medellín, antes de regresar a Pietrasanta, donde reposarán finalmente.
Juan Carlos Botero, uno de los hijos del pintor y escultor, dijo que el cuerpo de Fernando Botero llegaría a la tierra que lo vio nacer “esta misma semana”.
“Estamos definiendo los últimos detalles. Parece que sí. Yo creo que en esta semana se va a concretar absolutamente todo. Todavía, como comprenderás, por la tramitología no es fácil, hay mucho papeleo, mucha cosa que está pendiente, pero lo que estimamos es que va a pasar en estos días, probablemente estará llegando al final de esta semana a Bogotá mi padre y estará presente unos días, y después se trasladará a Medellín. Lo importante es que la gente tenga la oportunidad de despedirse de mi padre y que mi padre también tenga la oportunidad de despedirse de su gente que quiso tanto, el pueblo colombiano”, precisó.
Sobre qué los llevó a tomar la decisión de que Fernando Botero sea trasladado a Colombia, Juan Carlos manifestó que se debió a que “la reacción de parte del país ha sido muy conmovedora, ha habido como un clamor muy bello de parte de la gente, que hay la obligación de atender, y también ha habido unas invitaciones muy amables de parte de las autoridades civiles para que esto se lleve a cabo. Pero principalmente, esto era la voluntad de mi padre, quería regresar a Colombia para un despido final y también quería descansar finalmente en Italia, en Pietrasanta. Entonces lo que estamos haciendo, básicamente, es simplemente llevando a cabo su voluntad final”.
¿Cómo fueron los últimos días de Fernando Botero?
Juan Carlos expresó que “la familia estamos todos abrumados por unas circunstancias muy difíciles. Mi padre tenía 91 años y sabíamos que esto iba a pasar. Uno nunca está preparado para un golpe tan duro, porque además mi padre ocupaba una presencia fundamental en la familia, era la piedra cardinal de la familia, entonces su ausencia nos ha dejado en un estado de perplejidad, de desconcierto y, ante todo, de profundísima tristeza. Pero bueno, así es la vida”.
Sobre los últimos años de su vida en Montecarlo, el hijo de Fernando Botero consideró que su padre “tuvo la gran suerte de que la condición que a él lo afectó, que fue un párkinson, no fue el de la tembladera, que es el más la condición más conocida, sino más bien el de la rigidez. Eso se diagnosticó hace varios años y se ocultó a la opinión pública. Mi padre no quiso que eso se supiera, inclusive nos lo ocultó a nosotros durante varios años hasta que ya fue inocultable y finalmente nos lo comunicó, pero eso se traducía en cierta dificultad para comer, para hablar, para trasladarse”.
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Pese a eso, Fernando Botero “podía seguir pintando y por eso pintó hasta prácticamente el último día de su vida. Ya no, obviamente, en los grandes formatos, los grandes óleos que hizo toda la vida, pero sí en unas pequeñas acuarelas que hacía sentado. Y son varias, y son verdaderamente hermosas, pero lo lindo es que murió en su ley, haciendo lo que realmente lo apasionaba que era pintar. Él siempre dijo que quería morir con el pincel en la mano y prácticamente así fue”, reveló Juan Carlos.
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