En las montañas de Santa Elena los campesinos antioqueños hicieron su jardín y con cada una de las flores que brotan del campo aprendieron a sembrar sus sueños.
“Lo que hacían sus silleteros era bajar todos sus productos en una silleta y por trochas”, recuerda Óscar Atehortúa, silletero.
En las fincas de Santa Elena un campesino puede llegar a cultivar hasta cincuenta especies diferentes de flores.
“Yo un mes antes de la feria estoy revoleteando, pensando que hacer”, manifiesta un tradicional silletero.
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La Feria de las Flores es la culminación de un sueño, ya sea con una silleta monumental, tradicional, emblemática o comercial, los aplausos y el cariño de la gente es la mejor recompensa.