Hambre e inclemencias del clima: lo que tienen que soportar algunos afectados por Hidroituango

Noticias Caracol hizo un recorrido por los albergues en Tarazá y Cáceres y evidenció el drama vivido por miles de damnificados.

En un albergue ubicado en una institución educativa de Tarazá hay cerca de dos mil personas.

Son niños, madres y adultos mayores que deben convivir en una ciudadela formada por carpas. 

Aida Rojas, una de las afectadas, asegura que “el agua está bastante mala y los kits de aseo no se ven por ninguna parte”.          

Como alternativa, la alcaldesa Gladys Miguel Vides, dice que “podemos montar estos puntos de refugios con casetas prefabricadas en el área rural, también tengo un centro de integración ciudadana”, lugar que ofrecería mejores beneficios para una emergencia que tardaría meses en resolverse.

En el albergue Guarumo, ubicado en zona rural de Cáceres, los obreros trabajan a toda marcha, para colocar el techo, y que las personas puedan dormir en mejores condiciones.

Esto a raíz de denuncias como la de Victoriano González, quien manifiesta: “cuando llueve nos humedecemos por debajo, porque nos dieron un plástico para ponerlo encima de las carpas”.

Aunque el lugar cuenta con baños, cocinas y zonas de descanso, las familias deben adaptarse al espacio.

“Allá deje todo lo que es material, nevera, lavadora, animales y mi casa, me ha dolido dejarla pero dolió por la situación”, asegura Manuel Ramos, otro evacuado ante una inminente creciente del río Cauca a causa de los problemas en la hidroeléctrica.

Según los afectados, en la cabecera municipal de Cáceres el panorama no es el mejor;  un albergue donde permanecen más de 800 personas está a la intemperie.

Johan Rentería, otro damnificado, dice que “desde el martes que nos hicieron subir para acá, y no nos han dado un kilo de arroz, si quiera para comer, ni sopa, nada que aquí nos dan solo agua”.

Sin embargo, EPM asegura que ha brindado alimentos a los damnificados y que sigue mejorando en la entrega de ayudas.

Pero el hambre en los adultos no es el único inconveniente.

Según Yenny Úsuga, “el problema, como le digo, es sobre los niños. La bebé que tiene 13 días de nacida, no me parece que ella esté aquí pasando necesidades”.

Según las autoridades, en Caucasia solo están habilitados puntos de encuentro.