Al terrorismo no hay que subestimarlo. Eso aprendió la seguridad privada en Colombia luego de la explosión del carro bomba en el club El Nogal, ocurrido hace diez años y que dejó un saldo de 36 muertos y casi 200 heridos.
"Ese atentado nos recordó que el terrorismo tenía y tiene la capacidad de infiltrar diferentes estructuras sociales, públicas y privadas", explicó John Marulanda, experto en seguridad consultado por Noticias Caracol.
Cámaras escondidas en puntos clave, controles de acceso electrónicos, sensores de calor y máquinas de rayos x se instalaron en las entradas, salidas, corredores y alrededores de los edificios.
"Hubo una gran demanda por especialistas de security. Se acudió especialmente mucho a policías y militares retirados para asesorías", según Marulanda.
Los perros adiestrados para detectar explosivos, usados hasta ese momento en aeropuertos y sedes gubernamentales, también se popularizaron.
Hasta la forma de parquear cambió. Ahora se aconseja hacerlo en reversa para facilitar una eventual evacuación o rescate.
"Después de El Nogal fue muy común ver estas medidas preventivas", agregó Marulanda.
Muchas compañías no se conforman hoy con saber los antecedentes penales, sino que examinan el contexto social y familiar de los futuros trabajadores, incluso con detector de mentiras.
El atentado a El Nogal no solo sacudió la vida de quienes vivieron y sobrevivieron a ese infierno, también la de un país que no quiere volver a ver esas escenas de muerte y destrucción.
Updated: febrero 07, 2013 06:09 p. m.