Monja española dejó los hábitos para adoptar en Colombia a una bebé cuadripléjica y a otra ciega

Valeriana García no solo les dio amor del bueno a ellas dos, sino que creó los Hogares Luz y Vida para ayudar a muchos más niños.

“A mí me llegó Nelcy, una bebé de escasamente 4 meses. No la querían recibir porque era ciega", recuerda esta española, que llegó a Colombia hace dos décadas, vestida de monja y convencida de su misión con los más frágiles.

“La tuve que criar como mamá canguro hasta el año. Ella no se calentaba por nada del mundo y dormía conmigo", agrega.

Tiempo después llegó a su vida Rosita, una bebé cuadripléjica.

“Esa niña hace que el hogar se transforme, no solamente para ciegos sino para todo niño que necesite, para especialmente aquellos que tienen problemas físicos, psíquicos", relata.

La hermana Valeriana tomó la decisión de abandonar los hábitos para adoptar legalmente a Nelcy y a Rosita.

“Renuncié a vivir en la comunidad porque no me permitía hacer esto y pertenecer a la comunidad. Eso fue muy duro para mí”, afirma.                     

Y cuando Rosita quiso estudiar, su sueño de ayudar a más niños vulnerables se extendió.

"A mí me duele que les cierren puertas a los niños. ¿Qué hicimos? Abrí un colegio. El niño especial, con dificultad, aprende del niño normal. Y el niño que no tiene dificultad y que vive en su familia, aprende del niño con alguna discapacidad", dice Valeriana.

Los frutos se vieron. Rosita tuvo un gran logro. "Terminó 11 y exigió que le hicieran las pruebas del Icfes. Sacó mejores notas".

Nelcy lo tiene claro: "Dios me dio la oportunidad de tener una madre tan bonita y tan especial como ella y yo estoy muy feliz".

Poco a poco la obra se fue ampliando y llegó a otros municipios. En la actualidad, los Hogares Luz y Vida albergan a más de 650 niños que reciben atención médica, estudio y viven en condiciones dignas.

"Estos niños merecen la pena. Hoy en día me siento feliz, amo Colombia y amo lo que hago", finaliza la española.