Con estos ingeniosos productos este emprendedor busca que en la región se bajen los niveles de consumo de plástico que tanto daño hacen a la naturaleza.
Después de más de un año de ensayo y error y varias horas de trasnocho, el caleño Carlos Llanos y su equipo, lograron hacer los ajustes necesarios a una máquina que hacía obleas para que se convirtiera en una nueva posibilidad de contribuir con el cuidado del medio ambiente.
“Iniciamos el proyecto uniendo el amor por la naturaleza y los conocimientos de ingeniería”, expresó.
La misión ahora es producir platos comestibles, para ello empleó algunos tipos de cereales.
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“Somos la primera empresa en Colombia en desarrollar este tipo de innovación. Hoy tenemos platos de maíz, de harina de trigo, de harina de arroz”, aseguró.
Esta idea que se desarrolló en el Distrito de Aguablanca, ubicado en el Oriente de la capital de Valle del Cauca, surgió luego de una desalentadora experiencia personal en las playas del Pacífico colombiano.
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“Nos sucedió cuando fuimos a descansar en las playas del municipio de Buenaventura y mientras estábamos nadando, nos encontramos con basura, eso fue el detonante para hacer algo y aportar con nuestros conocimientos”, dijo.
Según un estudio realizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Universidad de Newcastle en Australia, en promedio, una persona puede ingerir, a través del agua y los alimentos, y dependiendo de los hábitos de consumo, cerca de cinco gramos de plástico por semana.
“Lo que logramos desarrollar es básicamente darle forma al alimento mediante este mecanismo”, anotó.
El reto ahora para este ingeniero es convencer a otros de lo fácil que puede ser dar un paso adelante en el cuidado del planeta.
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“No ha sido fácil porque, bueno, la gente está acostumbrada y lleva muchos años consumiendo el plástico, además es muy barato, y cuando traes una alternativa diferente que además es un alimento que tiene forma, impactamos”, precisó.
Sin embargo, ya ha quienes le están apostando a esta alternativa y están consumiendo este novedoso producto.
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“Cuando Carlos nos enseñó los platos comestibles nos pareció una forma innovadora, espectacular para nuestros postres pues se ven muy bonitos y tras de eso contribuye al cuidado de nuestro planeta”, comentó Jazmín Troches, cliente.
Así mismo, estos platos cumplen con casi todas las características que los platos desechables.
“Es un plato que soporta buena temperatura y tiene resistencia para servir los alimentos de una mediana humedad”, manifestó.
Actualmente, Carlos y su equipo están haciendo pruebas para llevar a la mesa no solo platos comestibles, sino también, vasos y cubiertos.
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