Una familia colomboestadounidense, asentada en Buga (Valle del Cauca) se vio obligada a vivir separada. Los padres, que fueron deportados de EE, UU, hace dos años, llegaron a Cali con sus hijos para rehacer su vida, pero la pareja se vio obligada a enviarlos de vuelta a Norteamérica para que traten de encontrar un mejor futuro.
El regreso fue forzado y obedeció a extorsiones recibidas contra la familia.
En Florida, donde arribaron los menores, los esperaban Nora y Raymundo, quienes en un acto de solidaridad decidieron –sin conocer la familia–, ayudarlos y recibirlos a los menores de 13 y 15 años en su casa, como si fueran sus propios hijos.
Este tipo de imágenes se repiten casi a diario en Estados Unidos. Miles de familias con padres indocumentados y niños nacidos en el país, que son separados y que crecen sin los suyos. Desde Miami, en Estados Unidos, Ana María Mejia.
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