Dice que “la salida está en la inclusión social de la juventud” y critica a quienes buscan “poner presos a los jóvenes consumidores de drogas”.
Gustavo Petro pasó por el tablero Caracol para sentar posición sobre seguridad. Se refirió, entre otras cosas, a la relación que existe entre desigualdad social y delincuencia, y lanzó duras pullas a los candidatos que piensan construir más cárceles.
En primer lugar, Petro dice que “hay un cambio de estructura de la delincuencia. Un tipo de delincuencia, la que mataba, la que extorsionaba, ha disminuido en su poder. Esto tiene que ver con el debilitamiento del narcotráfico en algunas regiones y con la salida del conflicto en otras. Pero en cambio sube otra estructura (la del hurto), menos dura, en el sentido que no es lo mismo que una persona robe un celular a que mate”.
El candidato divide lo anterior en dos franjas: “arriba (en los homicidios y delitos graves) hay organizaciones criminales ligadas al narcotráfico o similares” y abajo, en los hurtos, hay por lo general jóvenes, “jóvenes en condiciones económicas difíciles”.
“Este es un cambio de estructura social del delito y tienes que acometer una estrategia diferenciada”, dice Petro y explica que, a la par de combatir el asesinato y la extorsión, “tienes que ir hacia otro grupo poblacional, que son los jóvenes del barrio popular”.
Aquí sus propuestas:
Desigualdad social e inseguridad: no es que haya delito porque hay pobreza. Muchos países son más pobres que nosotros y son menos violentos. La correlación exacta es que en los países más desiguales hay más delito, más violencia. La correlación exacta es con la desigualdad social y Colombia es hoy la tercera sociedad más desigual socialmente del mundo. Para el tamaño de Colombia, 50 millones, es la más desigual del mundo. Esas distancias bárbaras de desigualdad sí tienen que ver, y fundamentalmente, con el crecimiento de la delincuencia en el país. Digamos, no es un azar el que Colombia tenga una estadística de desigualdad social tan alta, durante tantas décadas hacia atrás y hoy, y una estadística tan alta de violencia.
#ylaseguridadqué @NoticiasCaracol @JuanDiegoAlvira de alcalde la solución para el robo de celulares fue no sacarlos, osea volver a los fijos, de presidente la solución a la violencia sería no salir de casa?
— COKE (@DIOSYCOKE68) April 16, 2018
La respuesta de Petro a este trino: eso fue más una noticia de prensa que de profundidad sobre lo que hicimos. Lo que hicimos fue mucho más complejo. El delito común y corriente, el hurto en la ciudad, el más extendido, tiene como una base el joven excluido. La solución que nosotros dimos en la Bogotá Humana, poco comentada en la prensa y exitosa porque redujo el delito de hurto, no por denuncia sino por encuesta, del 39% en 2009 al 20% en 2015, fue la inclusión social de la juventud. Tuvo varios programas, uno general: la permisión de que la juventud pudiera tener espacios, poderes, capacidad artística, los murales del centro -que a algunos no les gustaron, a otros sí-, la inclusión en la educación, los programas de educación superior en el colegio, la atención a la primera infancia. La principal política de seguridad de un país, no pensada en el corto sino en el largo plazo, es una atención profesional e integral de la primera infancia.
Pero volviendo al tema de corto plazo, que es el de la juventud, nosotros hicimos un programa sobre 10 mil jóvenes que eran ya parte de pandillas, ya estaban en el delito en la ciudad de Bogotá. Un intento que no hubiera podido hacer otro gobierno fácilmente, porque el Estado y la juventud no dialogan cuando la juventud ya está en el delito. Y esos 10 mil jóvenes se introdujeron en un programa que les intercambiaba ingresos por estudio y acción social. Ese programa de la vinculación de la juventud, que se llamó ‘Jóvenes en paz’, redujo, el último año, el delito de celular en un 33% en la ciudad de Bogotá, medido no por denuncias, sino por los reportes a las compañías de celular, que es el dato más serio. Si tú cuentas el delito del hurto por denuncias a la Policía o a la justicia, tienes un mal indicador, porque la mayor parte de la gente no denuncia.
¿Por qué ha subido la estadística ahora? Porque desmantelaron el programa, porque les pareció que eso era populismo, porque creen que lo fundamental es poner gente en la cárcel, entre más dura mejor. Esa es una visión relativamente popular, pero el resultado es que ha crecido completamente la estadística de robo de celulares.
Recordemos: la estructura social detrás del homicidio, de los delitos más graves, es diferente. Lo que tenemos allí es la organización criminal ligada al narcotráfico en general. Es diferente al hurto de celulares. En hurto de celulares lo que tenemos es una composición social que muestra claramente la exclusión de las juventudes en la sociedad colombiana.
¿Aumentar o no el número de policías? El número de policías lo puedes aumentar todo lo que quieras y no te resuelve el delito si no estás resolviendo la causa que está detrás. En el hurto, es la falta de inclusión social de la juventud en Colombia. Necesitamos un Ejército más pequeño, profesional. El servicio militar obligatorio, si estamos en posconflicto, no es necesario. Pero tienes que aumentar sustancialmente la Policía y profesionalizarla cada vez más.
¿Enviar la cárcel a quien se robe un celular? Eso es una tontería, porque en la cárcel se vuelve mayor delincuente. La gente no lo ve, yo sí tuve la experiencia de ver eso. Te da una tranquilidad pensar que están llevando en masa gente a la cárcel, así como llevaban a los falsos positivos. Tenemos 175 mil presos, 45 mil de ellos son campesinos productores de hoja de coca y gente que está allí, en la base, que no son narcotraficantes. Es la gente, incluso yo diría, víctima. Puedes llenar las cárceles de jóvenes, como en los Estados Unidos, y, como allá, el delito no disminuye. La salida no está exactamente en el número de personas presas, la salida está en la inclusión social de la juventud, en que toda esa juventud pueda entrar a una universidad. Es que es fácil, no es que te cueste mucho como Estado. Lo puedes hacer y te garantizo que el delito más extendido, el hurto, disminuye en Colombia.
¿Quitarle privilegios carcelarios al corrupto? Todos. Un corrupto es el peor delincuente. Mientras un joven se roba un celular, el señor político que se roba el erario público, y en cantidades alarmantes, se roba, él solito, 700 mil celulares de un solo manotazo. Odebrecht, por ejemplo. Entonces tú mandas a la cárcel al joven del celular, según alguna propuesta de esas de populismo de derecha, y sacas de la cárcel al que se robó 700 mil celulares de un solo manotazo, cuando esa plata es del erario.
El corrupto tiene que ser castigado con la máxima severidad, mientras que al joven lo tienes es que incluir socialmente.
¿Legalizar la droga? No es legalizar la droga, porque esa es una cuestión mundial. Pero sí puedes abrir centros cuidados por el Estado. El CAMAD no legalizó drogas, el CAMAD atendía personas en adicción. Eso (les daban dosis) son leyendas urbanas. Hablamos con Santos, en el caso de la heroína y drogas muy difíciles que pueden llevar a la muerte, pero a Santos le dio miedo con el procurador. Y en esto hay que tener cierta valentía. En donde existen en el mundo centros regulados de consumo, que no es legalizar, se ha reducido el delito.
Y algo que es fundamental, desligar a la juventud de la mafia. Las redes mafiosas, estoy hablando de paramilitares, se financian hoy con la extensión del mercado de la droga en la niñez, prácticamente, que está en los colegios. Hay un circuito perverso entre extender el mercado de la droga y financiación de organizaciones criminales, que es otro tipo de estructura criminal. Si tú le quitas la juventud, los desligas del jíbaro, del narcotráfico, debilitas la mafia y liberas a la juventud, así consuma drogas.
Las tesis políticas que dicen ‘jóvenes de 12 años, niños, a la cárcel’ es populismo barato. Entre más un político diga que va a poner presos a los jóvenes consumidores de drogas es porque más quiere abrazarse con el narcotraficante haciendo leyes, que es la doble moral que ha sucedido en la política colombiana. Les entregaron el Estado a los narcotraficantes y se llevaron los jóvenes a la cárcel para no rehabilitarlos.
Cárceles y rehabilitación: la cárcel tiene que ser un centro de rehabilitación. Esto (hacer más cárceles) se parece como el castrochavismo: tiene hambre la sociedad, hagan más hospitales. No, lo que tienes que hacer es que la gente no tenga hambre. Y aquí, en el caso de las cárceles, hay un candidato que dice que el Inpec se acaba y (el manejo de las cárceles) a la Policía. ¿La Policía sabe rehabilitar? El Inpec tampoco, pero ¿no es el Inpec el que debería entrenarse para rehabilitar al delincuente? ¿No es hora de que una cárcel colombiana rehabilite realmente? En el mundo las cárceles están para rehabilitar y eso tiene unas técnicas, unos seguimientos. Si un delincuente sale de la cárcel y paga su condena, tiene que haber un seguimiento civil, no policial, intentando que no reincida.
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