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Andrés y Silvia, dos jóvenes que con su granito de arena cambian la vida de muchos

En una sociedad en donde abunda la indignación pero no siempre la acción, ellos crearon un proyecto que no solo beneficia a los recicladores sino que le da un respiro al planeta.

“Nosotros nos las pasamos viviendo en nuestras burbujas y no nos volteamos a mirar al otro, no nos ponemos en los zapatos del otro”.

Y quien lo dice es Andrés Padilla quien pone sus ojos y empeña sus esfuerzos en los recicladores.

“Yo llevo más de 25 años en las comunidades reciclando. Comencé en el centro de la ciudad, vengo de una familia de lo que antiguamente se conocía como zorreros, de vehículos de tracción animal”, dice Marlon Rozo, reciclador del barrio Lucero Bajo.

“Nosotros somos una sociedad que estigmatiza muy fácil. Cuando yo era muy chiquito y me portaba mal mi mamá me decía: ‘Si se porta mal, pilas que el loco se lo lleva’, y el loco era el que gritaba ‘botella, papel’ e iba con un costal y uno le tenía miedo esa persona. Y después me di cuenta de que no era ningún loco me di cuenta que es un agente ambiental”, dice Padilla.

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Graduado en Negocios Internacionales en la Universidad de la Sabana con posgrado en Políticas Públicas de Los Andes, bogotano y un privilegiado los ojos de cualquiera, se dio cuenta de que en su vida lo que tenía sentido era ayudar.

Por eso, ‘Padi’, como cariñosamente le dicen, dejó el mundo corporativo de las multinacionales y emprendió un camino menos glamoroso: el de la basura.

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“El reciclaje para todos es importante y sabemos que lo tenemos que hacer, pero pensamos en el ambiente, en el planeta, en las futuras generaciones. Pero el reciclador, que es ese actor principal, que es la persona qué decide meter las manos a nuestra basura para buscar su sustento, son personas que están invisibles. Pero, nosotros, que estamos haciendo esa generación de residuos no pensamos en él”, explica.

Movido por cambiar esta realidad, Andres creó junto a su socia, Silvia Santos, Ecoworks, para concientizarnos a los mortales que día a día desechamos toneladas de basura, cómo hacerlo bien y así dignificar a quienes se ganan la vida con ella.

“Si meten el brazo y se cortan o si se encuentran una jeringa, o si se encuentran residuos higiénicos, esto es un trabajo que nadie quiere hacer y que aun así ellos lo están haciendo. Y es importante que como ciudadanos separemos y les entreguemos a ellos porque no podemos seguir llevando residuos al relleno sanitario”, indica Silvia.

Y es que en estos sitios termina todo, inclusive lo reciclable porque en los hogares no se separa.

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Y es que según cuentas de Ecoworks, al día se entierra en los rellenos sanitarios material reciclable valorado en unos 2.000 millones de pesos. Dinero que podrían percibir más de 25 mil familias de recicladores que viven con aproximadamente 10 mil pesos diarios.

Una de las iniciativas para hacer visibles a estos héroes anónimos es ‘Pimp my carroza’, que nació en Brasil y de la mano de Ecoworks llegó a Colombia en 2015. Jornadas en las que le cambian la cara a las carretas o zorras, convirtiéndolas en piezas de arte andantes.

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“Entonces hoy es un día de reconocimiento de la labor de reciclador a través del arte y de la participación ciudadana. No es solamente cambiarle las maderas, las llantas sino el tema de intervención artística con grafiteros y demás, pero también está el tema de pimpear sus corazones. Traerles un plato de comida, un refrigerio un almuerzo, traer jornadas de salud de cuidado personal, cortarles el pelo”, agrega Padilla.

Así, 25 artistas urbanos plasman en las carretas los motivos que serán compañía a lo largo y ancho de la ciudad en las agotadoras faenas de reciclaje.

Un cariñito que, más que pintura y arreglo, es una manera de decirles: ¡gracias!

Ya van 7 ediciones de ‘Pimp my carroza’, en el que, además de arreglar e intervenir las carretas, les brindan el servicio de peluquería y salud. Este doble propósito de cuidar el medio ambiente y visibilizar a los prestadores del servicio de aprovechamiento abre paso a otro sueño.

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“Mi sueño es ver a todos los recicladores con un triciclo eléctrico. Por eso desde el año 2018 comenzamos con un piloto de la alternativa a la tracción humana con un triciclo eléctrico, porque si pensamos en darles una mejor herramienta que lo puedan hacer en menor tiempo, tengan mayor capacidad de carga eso de una va a significar un aumento de las tasas de recolección de residuos y mejoramiento en su calidad de vida”, relata Andrés.

Pero mientras dan forma a este proyecto, otro va andando: #Paralabotella, una respuesta a uno de los peores lastres para la salud del planeta: los paquetes que no son reutilizables pero que si pueden aprovecharse.

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#Paralabotella es una iniciativa que busca separar los residuos de plástico flexible que son todos los paquetitos de papa y demás en botellas. Estas botellas luego son recolectadas por la Asociación de Recicladores de Bogotá para ser transformado el plástico flexible en madera plástica en la planta de transformación.

Desde mobiliario hasta casas se pueden fabricar con este material hecho de plástico. La Asociación de Recicladores de Bogotá tiene una planta donde procesan la llamada "madera plástica", y el trabajo de Padi y Silvia es, nuevamente, crear conciencia.

Son plásticos que terminan en los ecosistemas, muchas veces en el mar.

Separar, aprovechar, reutilizar y así, cuidar. Esta es la ecuación y la causa por la cual jóvenes como Andrés deciden actuar.

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“Yo creo que quedarnos en una protesta sin acción no hace mucho sentido. La verdad nosotros estamos indignados como estamos por muchas razones, porque hay mucha injusticia, pero creo que cada uno de nosotros en nuestro entorno podemos hacer acciones”, finaliza Padilla.

Acciones tan sencillas como separar nuestros residuos, parece poco. Pero eso ya hace el cambio.

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