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Samuel Umtiti decidió poner punto final a su carrera profesional en septiembre de 2025, una determinación forzada por un largo historial de lesiones que terminó condicionando no solo su rendimiento físico, sino también su bienestar emocional. En una charla íntima con 'La Gazzetta dello Sport', el defensor francés abrió una ventana poco habitual en el fútbol de élite y relató con crudeza lo que vivió durante su etapa en el FC Barcelona y cómo logró reencontrarse consigo mismo en el Lecce.
El campeón del mundo en 2018 reconoció que su paso por el club catalán estuvo marcado por el aislamiento y la frustración. “Sufría de soledad, no quería hablar con nadie. Mientras tanto, me lesionaba y jugaba muy poco”, confesó Umtiti. Sus palabras reflejan una realidad silenciosa dentro de los grandes clubes, donde la presión constante y la exigencia extrema pueden afectar profundamente la salud mental de los jugadores. El zaguero fue más allá y dejó una reflexión contundente: “Si no estás bien psicológicamente, tu cuerpo no rinde al máximo y tu rendimiento se resiente”. Para él, el fútbol necesita asumir ese debate sin miedo: “Necesitamos ayudar a los futbolistas… Hay que tener la valentía de decir que no estás bien”.
En Barcelona, Umtiti disputó 133 partidos oficiales, pero su protagonismo fue disminuyendo a medida que las lesiones se repetían, especialmente en la rodilla. Aquella etapa contrastó con el cierre de su carrera en Italia, donde encontró algo que ya no tenía: cercanía, respaldo y afecto.
Su llegada al Lecce significó un renacer emocional. “Soy un hombre de pocas palabras; mi corazón se comunica mejor que mi boca”, explicó al recordar las lágrimas que brotaron en su presentación. “Venía de un período difícil, la gente no me entendía. Necesitaba amor sincero, y me lo demostraron desde el primer minuto”. El vínculo con la ciudad y el club fue inmediato, incluso superando sus expectativas. “Corvino me dijo que me enamoraría de la gente y de la ciudad… Tenía razón: se creó un vínculo inquebrantable”.
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En Lecce, Umtiti volvió a sentirse futbolista, disputó partidos importantes y fue líder en un vestuario que luchó por la permanencia. Por eso, dejó una frase que resume su viaje emocional: “Gané un Mundial, pero el descenso que conseguí contra el Monza, a nivel emocional, tiene un significado especial”.