El estadounidense duró dos minutos en caída libre frente a la mirada de su hijo y su esposa que lo esperaban en tierra.
Durante gran parte del recorrido aéreo, estuvo acompañado por tres paracaidistas que le prestaron asistencia.
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Sin embargo, en la recta final quedó solo, a segundos de completar su hazaña.
Tras un momento ínmovil en la red donde cayó, Aikins se levantó victorioso y con el record del mayor salto sin paracaídas.
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