Flores y otros recuerdos le dejan turistas y admiradores en el lugar del accidente. Así fue la vida de la niña aristócrata que protagonizó un cuento de hadas sin final feliz.
Mucho antes de convertirse en la 'reina de corazones', Diana de Gales demostró que era diferente a otras jovencitas de la aristocracia británica; vivió sola con amigas, tenía su propio vehículo, estuvo en clases de baile y gastronomía y tuvo empleos poco remunerados como niñera canguro, camarera y maestra de un jardín de niños.
Diana nació el primero de julio de 1961 en el seno de una familia noble. Fue la cuarta hija (tercera mujer) del conde John Spencer y Frances Roche. En 1975 -después de que su padre heredara el título- recibió el trato de lady Diana Spencer.
Diana sufrió desde pequeña la lejanía de su madre, quien cuando ella tenía 6 años abandonó el hogar y se fue con otro hombre, razón por la cual pasó parte de su infancia y adolescencia en internados ingleses.
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Diana siempre tuvo pretendientes y como cualquier jovencita soñaba con un príncipe azul, el mismo que le presentaron en febrero de 1980 cuando la invitaron a una semana de caza en la residencia real de Sandrigham. Desde ese momento la familia real vio en diana a la mujer perfecta para el heredero de la corona británica.
Después de que se hiciera público su noviazgo con el príncipe Carlos, trató de llevar su vida normal pero los paparazzi estaban al acecho las 24 horas.
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El 29 de julio de 1981 se convirtió en la princesa más enviada, pero su matrimonio estuvo en conflicto desde un principio. El corazón de su esposo pertenecía a otra mujer. Diana se convirtió en una triste princesa encerrada en un castillo.
En 1996 llega el divorcio y las revelaciones a la cadena BBC sobre su soledad, desamor, depresión y bulimia. También habló sobre su mala relación con la reina Isabel.
Lady Di trato llevar una nueva vida como mujer soltera. Siguió buscando el amor y nunca, hasta el día de su muerte, dejaron de seguirla los paparazi.