Han dejado, hasta el momento, más de 400 heridos y un muerto. Manifestantes reclaman por los impuestos de los combustibles y la caída del poder adquisitivo.
Las manifestaciones en Francia, menos multitudinarias que la víspera, continuaron este domingo en numerosas arterias del país, repitiendo por segundo día consecutivo el rechazo a un alza de impuestos a los combustibles y a la política del gobierno.
Se registraron en varias regiones de Francia cortes de rutas y autopistas.
En unos 150 puntos, los manifestantes pidieron reconducir la protesta, según el ministerio de Interior.
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El sábado, unas 290.000 personas se manifestaron en 2.034 lugares contra los impuestos a los combustibles y la caída del poder adquisitivo, bloqueando carreteras, rotondas, hipermercados y levantando las barreras de los peajes.
En el segundo día, este domingo, de manifestaciones una persona resultó gravemente herida el domingo, en Saint-Quentin (norte) cuando un automovilista forzó uno de las zonas cortadas por los llamados "chalecos amarillos", indicaron diferentes fuentes. La vida de la víctima no corre peligro. La víspera, una manifestante murió atropellada por una automovilista.
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Por la tarde, las fuerzas de seguridad dispersaron con gases lacrimógenos a unos mil manifestantes que cortaban una arteria al sur de Caen (Normandía, oeste).
"Queremos seguir las protestas"
Además de algunas autopistas, los manifestantes bloquearon los accesos a zonas comerciales. El grupo de distribución Auchan dio cuenta de unos 20 hipermercados afectados.
"Constatamos que el movimiento pierde fuerza (...). Pero son los más motivados, los más duros los que siguen movilizados", explicó un portavoz de Auchan que evocó "reyertas violentas" cerca de los centros comerciales.
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"Somos muchos jóvenes porque ya no tenemos solución. Trabajamos como locos y llega un momento en que hay que decir basta. Ya no vivimos, sobrevivimos", denunció Emilie, agente comercial de 27 años.
"Queremos que el Estado pague para que entienda, que se ponga en nuestro lugar, que intente comprender que estamos mal", dijo Damien, chófer de 22 años.
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En el este, en una autopista que une Lyon y París, los manifestantes cortaron carriles lo que provocó embotellamientos de varios kilómetros.
En los Pirineos orientales (suroeste) los manifestantes continuaban sus operaciones en una autopista en el último peaje antes de España.
En el parque de atracciones Eurodisney, cerca de París, los "chalecos amarillos" lanzaron una operación de estacionamiento gratuito. "Queremos seguir las protestas mañana. Somos varios los que pedimos una semana de vacaciones para continuar", dijo Arnaud, un funcionario de 47 años.
Las protestas de sábado continuaron por la noche, que estuvo "revuelta en ciertos lugares", con alrededor de 3.500 personas movilizadas "en 87 lugares diferentes", había informado por la mañana el ministro de Interior francés, Christophe Castaner.
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El sábado los denominados "chalecos amarillos" lograron concentrarse cerca del Palacio del Elíseo, sede de la presidencia, donde las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos.
Aunque no lograron paralizar Francia, todo el país se vio afectado por sus acciones, organizadas al margen de partidos políticos y de sindicatos.
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"En su sitio"
"Hay una movilización que está ahí y no la podemos negar" pero "no es la marea prevista", según un consejero del gobierno. Las cifras son comparables a algunas de las grandes manifestaciones organizadas estos últimos años por los sindicatos.
El primer ministro, Edouard Philippe, que había anunciado el miércoles medidas de acompañamiento para las economías domésticas, tiene previsto hacer declaraciones en un telediario el domingo por la noche. Hasta ahora no se ha pronunciado sobre las manifestaciones.
Tampoco se refirió a las protestas el presidente Emmanuel Macron, que se encuentra en Berlín.
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"Cada uno ocupaba ayer (sábado) su sitio. Yo estaba en contacto permanente con el presidente de la República y con el primer ministro para informarles de las cuestiones de seguridad", justificó el domingo Castaner, lamentando que del otro lado "nadie ha querido hablar, negociar".
Por su parte, el ministro de la Transición Ecológica, François de Rugy, indicó al diario Le Parisien, que el gobierno seguiría "la trayectoria prevista" en materia de fiscalidad ecológica.
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Según un sondeo publicado por el Journal du Dimanche, el 62% de los franceses creen que hay que "priorizar el poder adquisitivo, incluso si eso supone ralentizar la transición energética" en los próximos años.