La Casa Blanca estima que el COVID-19 podría producir entre 100 mil y 240 mil muertos en el país, donde ya hay más de 4.000 fallecidos y 189.000 contagiados.
El presidente Donald Trump había dicho que EE. UU. no se necesitaba cuarentena y su posición fue blanco de múltiples críticas, como que se había concentrado en proteger la economía y dejó a un lado la salud de los estadounidenses.
“Quiero que cada estadounidense esté preparado para los días que vienen. Vamos a pasar por dos semanas muy difíciles, y luego, con suerte, como los expertos predicen, como muchos de nosotros creo que estamos prediciendo después de haberlo estudiado tanto, comenzaremos a ver algo de luz real al final del túnel. Pero serán unas dos semanas muy dolorosas, muy muy dolorosas”, admitió por primera vez el mandatario.
Tan solo 24 horas antes, mientras en una ciudad como Nueva York metían a las víctimas fatales del COVID-19 en camiones, como no se veía desde los ataques a las torres gemelas, Trump les decía a los ciudadanos que con solo tomar medidas de distanciamiento social se superaría la emergencia y que su país volvería a la normalidad el 30 de abril.
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"Si seguimos vigorosamente estas recomendaciones podemos salvar más de un millón de vidas estadounidenses", aseguraba.
Pero el número de muertes por coronavirus se duplicó en tres días, según el recuento que realiza la Universidad Johns Hopkins.
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El número de fallecimientos ascendió a 4.076, contra 2.010 del sábado.
Más del 40% de las muertes se registraron en el estado de Nueva York, según el balance.
El martes, Estado Unidos había superado el número de muertos en China, donde surgió la epidemia en diciembre.