No tienen armaduras, tampoco escudos y mucho menos súper poderes. Su única arma es el conocimiento, con el que batallan contra la enfermedad.
“Todos los días nos estamos preparando, informándonos, estudiando, la profesión de la medicina siempre está en caminada a estar actualizándose constantemente para que brindemos lo mejor”, dice el médico Juan Camilo Jaramillo.
El reto los pone en la primera línea de batalla, pues son conscientes ante todo de su misión.
“Uno en lo que piensa es en estabilizar los pacientes, dar lo mejor de nosotros para prestar un servicio de calidad a los pacientes y que se puedan recuperar”, afirma el enfermero Julián Sánchez.
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Parecen firmes y algunos hasta rudos, pero detrás se esconden unos pequeños héroes de corazón enorme.
“Tener que dejar la familia también nos da muy duro, especialmente porque nuestros padres en general sufren de enfermedades de comorbilidades”, asegura el médico Jaramillo.
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“Realmente se arruga el corazón cuando se ve retribuido el agradecimiento por parte de las personas que están afuera de los hospitales, porque se dan cuenta que damos lo mejor de nosotros por el bienestar de ellos”, dice Sánchez.
Por esto, en IPS Universitaria Clínica León XIII han creado espacios para lograr mantenerlos de pie, para que pasen un momento en el que puedan olvidar los largos turnos, el estrés, las preocupaciones y dejar a un lado la batalla que libran todos arrebatándole vidas alcoronavirus .
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