Parecen abandonados, pero están ahí para indicar la presencia de ‘ollas’ o las rutas para acceder a la droga. Así funciona el ‘negocio’.
“Los tenis usados identifican que allí hay una persona que distribuye en ciertas horas y los tenis nuevos indican que alrededor, una casa, es una olla o un punto de distribución”, explica Andrés Nieto, experto en seguridad.
Pero no solo demarcan presencia de expendios, también rutas por donde pasan las famosas ‘ollas’ móviles.
“Estamos hablando de coches de bebé, personas en bicicletas o sillas de ruedas”, añade Nieto.
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Dicen los expertos que hasta el color del coche indica algo: sin son de colores oscuros, vende cocaína, y si son claros, marihuana.
En Bogotá se han encontrado 200 lugares que funcionan con este lenguaje cifrado y están distribuidos así.
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Por eso, la Alcaldía de Bogotá lanzó una campaña denominada ‘No cuelgue los tenis, póngalos a jugar’, que busca limpiar estos espacios y hacerlos libres del microtráfico.